ANTONIO NARIÑO



            ANTONIO NARIÑO


Antonio Amador José de Nariño y Álvarez del Casal nació en Santa Fé de Bogotá, 09 de abril de 1765 - y murió en Villa de Leyva, el 13 de diciembre de 1823. Hijo de Vicente de Nariño y Vásquez con la criolla Catalina Álvarez del Casal 

Político y militar neogranadino de destacada actuación en los albores de la independencia del Virreinato de la Nueva Granada. Junto a Pedro Fermín de Vargas, Francisco de Miranda, José Cortés de Madariaga y Eugenio Espejo se le considera precursor de la emancipación de las colonias americanas del Imperio Español.

Desde joven, Nariño se encaminó a actividades políticas que supo combinar con especulaciones financieras y comerciales que lo llevaron a acumular una fortuna. También fue alcalde de segundo voto elegido por el cabildo de Santa Fé en 1789, tesorero interino de diezmos del arzobispado, designado en julio del mismo año.
Nariño tradujo el texto aprobado por la Asamblea Nacional de Francia a comienzos de la revolución (4 de agosto de 1789) consagratorio de derechos del hombre y del ciudadano,​ lo cual le valió ser hecho prisionero.
En un lapso de casi dieciséis años, Nariño estuvo preso, salvo el intervalo que pasó oculto en Europa y América entre el momento de su fuga en Cádiz (17 de marzo de 1796) y su entrega voluntaria en Santa Fe (19 de julio de 1797).​ Tras su liberación en Cartagena, Nariño regresó a Santa Fe a tiempo, para colaborar en la organización del primer congreso neogranadino del cual es designado Secretario al inicio de sesiones en diciembre de 1810.​
El éxito inicial de la campaña, que Nariño condujo victoriosamente hasta las puertas de la ciudad de Pasto, terminó en fracaso al verse Nariño precisado a entregarse al jefe militar de Pasto en mayo de 1814. Los siguientes seis años los pasó de nuevo en prisión.​
Nariño regresó a América por el Caribe y Venezuela. El 20 de febrero de 1821 se reportó a "El Libertador" Simón Bolívar desde Angostura y este lo invitó a que se le reuniera en los llanos del Apure. Allí, Bolívar pidió a Nariño proceder a instalar el Congreso de Villa del Rosario y lo escogió como vicepresidente de Colombia.​
Desde su infancia, Nariño se aficionó a la lectura, inicialmente bajo la orientación de sus padres con el propósito de suplir la educación que no podía recibir en el colegio debido a sus problemas de salud.​
Su biblioteca, en buena parte heredada de su padre, llegó a contener más de dos mil volúmenes. Fascinado por el movimiento europeo de la «Ilustración» se convirtió en propagador de esas ideas, fundando una tertulia en su casa que se llamó «El arcano sublime de la Filantropía».
Se casó en 1784 con Magdalena Ortega de Nariño, hija de José Ignacio de Ortega y Gómez de Salazar y de Petrona de Mesa y Moreno. El matrimonio tuvo seis hijos:​ Gregorio, nacido en 1786, Francisco, en 1787, Antonio, en 1791, Vicente, en 1793, Mercedes, en 1798, e Isabel, en 1801.
A sus 16 años de edad, Nariño surge como abanderado de un batallón de milicias creado para contener a los comuneros de 1781, presenció el tormento y ejecución de José Antonio Galán.​ Alcalde en la segunda votación en 1789, tesorero de diezmos del arzobispado, regidor y alcalde mayor provincial, entre 1791 y 1793; su carrera pública lo llevó a convertirse en productor de quina, café y té.

Precursor de la emancipación

La traducción y publicación clandestina (al parecer el 15 de diciembre de 1793) de la «Declaración de los Derechos del Hombre», incendiario documento originado en Francia y cuya circulación había sido prohibida en las colonias españolas por el Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición, lo llevó a prisión en Santafé (29 de agosto de 1794) y posteriormente al exilio como reo de alta traición (30 de octubre de 1795).​
En Cádiz, donde hacía escala de su viaje con rumbo al exilio africano, se dio a la fuga y permanece por corto tiempo en Europa, antes de regresar en secreto a Santafé, en abril de 1797; una vez allí, y después del acoso de sus familiares por algunos meses, convino en entregarse voluntariamente (en julio del mismo año) al virrey Pedro Mendinueta, confiado en que pronto obtendría su libertad a cambio de la información que ofreció proporcionar. Esta información hacía relación a la conspiración que él, con varios socorranos y antiguos miembros de la insurrección comunera, ocultos en la Provincia de Casanare, habían supuestamente coordinado, y cuyo objetivo era derrocar el régimen virreinal.​
Esto lo lograrían apoyando y facilitando la invasión de un ejército británico, que entraría por el río Orinoco, se asentó en Trinidad en la Provincia de Casanare y desde allí atacaría a Santafé, teniendo en cuenta que las tropas virreinales se ubicaban protegiendo las fronteras en Darién, Caribe y Riohacha, y no había fuerzas significativas que protegieran el flanco oriental de los Llanos.​
En contra de lo que esperaba, se le mantuvo en prisión por varios años, hasta cuando finalmente el virrey accedió a mejorar sus condiciones, y permitió que se trasladara con su familia a una hacienda en inmediaciones de Santafé (en mayo de 1803). Allá permaneció en reclusión domiciliaria hasta que en noviembre de 1809 nuevamente arrestado bajo sospechas de hacer parte de una conspiración contra el gobierno. Remitido a Cartagena, salió libre en agosto de 1810 luego del levantamiento de Cartagena.​

La Patria Boba

En diciembre de 1810, (cuando ya se había dado el grito de independencia), Nariño regresó a Santafé a tiempo para participar en la organización del Congreso de las Provincias de la Nueva Granada, que se instaló el día 22 del mismo mes y donde fue designado secretario.​ En tal condición contribuyó a contener las aspiraciones separatistas de Cartagena.
El 17 de abril de 1811, Nariño presentó al Tribunal del Gobierno de Santafé, la siguiente nota que contenía la traducción de los Derechos del Hombre que él publicó años atrás:
"Para que el público juzgue los 17 artículos de 'Los derechos del hombre' que me han causado los 16 años de prisiones y de trabajos que se refieren en el antecedente escrito, los inserto aquí al pie de la letra, sin necesidad de advertir que se hicieron por la Francia libre y Católica porque la época de su publicación lo está manifestando. Ellos no tenían ninguna nota que hiciese la aplicación a nuestro sistema de aquel tiempo; pero los tiranos aborrecen la luz y al que tiene los ojos sanos".​
El 30 de agosto de 1811, a los diecisiete años del día de su captura por la traducción e impresión de la Declaración de los Derechos del Hombre Nariño se recibió de corregidor de la ciudad.
  • En vista del fracaso en las tentativas para armar un gobierno general, Cundinamarca se propuso establecer el suyo particular. A partir del 27 de febrero de 1811 se reunió un Colegio Constituyente presidido por Jorge Tadeo Lozano, quien fue también designado primer presidente del nuevo Estado de Cundinamarca, con propósito de redactar una Constitución que en 30 de marzo logró aprobación a partir del proyecto del mismo Lozano y Luis Eduardo de Azuola con algunos apartes del propuesto por José María del Castillo y Rada, sobre dos bases fundamentales: 
  • profesión solemne de la fe católica y 
  • reconocimiento de Fernando VII por «rey de los cundinamarqueses» con sujeción a la misma Constitución. De espíritu federal pero, sin abandonar la idea de un gobierno centralista para el antiguo virreinato, el código previó la eventual agregación de otras provincias que, en tal caso, se sujetarán a la misma carta fundamental. Antonio Nariño, centralista declarado, pasó a hacer oposición al nuevo gobierno desde su periódico «La Bagatela» cuyo primer número circuló el 14 de julio de 1811.
Las provincias no vieron con buenos ojos el espíritu de preponderancia que desde un comienzo acusó la antigua capital virreinal --cuya junta, para general insatisfacción, se auto designó «suprema». Desde un comienzo las opiniones se dividieron entre quienes desde Santafé proponían un modelo centralista de gobierno y los que desde las provincias, con la de Cartagena a la cabeza, propugnaban por uno federalista.​ El congreso se instaló con asistencia de representantes de las provincias de Santafé, Nóvita, Pamplona, El Socorro, Mariquita, y Neiva. Las demás provincias (Cartagena, Santa Marta, Medellín, Popayán, Pasto, entre ellas) se abstuvieron de concurrir para manifestar su aversión a las orientaciones de Santafé, a cuya junta acusaban de constituir un gobierno opuesto a los intereses de las provincias.​
Meses más tarde, en 4 de julio, desde su prisión en Pasto el presidente Nariño envía al gobierno de Cundinamarca su propuesta para un armisticio con Quito. El presidente encargado Manuel de Bernardo Álvarez pasó la propuesta al congreso para su consideración y este respondió favorablemente a la iniciativa que, sin embargo, no encontró acogida entre los realistas.​
El día 15 de julio de 1815, Nariño fue remitido desde Pasto con destino a Quito por orden del presidente Montes. Al parecer hubo algunos intentos inútiles de patriotas granadinos para liberarlo a la fuerza en el trayecto. Llegado a su destino, fue despachado a Lima para ser embarcado con destino a Cádiz, a donde llegó a principios de marzo de 1816 para ser recluido en la cárcel pública permaneciendo los siguientes cuatro años; fue liberado el 23 de marzo de 1820.​

La Gran Colombia

Luego de disfrutar por un corto lapso de su libertad en Europa, Nariño reapareció en Angostura a mediados de febrero de 1821. El Libertador lo acogió con amabilidad y lo designó vicepresidente interino de la recién formada unión colombiana con el preciso y urgente encargo de acudir a instalar el Congreso Constituyente en Villa del Rosario de Cúcuta, lo que verificó en 06 de mayo de ese año.​ Diversas circunstancias llevaron a Nariño a renunciar a su alta investidura apenas dos meses más tarde (5 de julio) para proseguir a Santafé.​
Entre tanto, el mismo congreso lo eligió en ausencia al término se sus deliberaciones (el 9 de octubre de 1821) como senador para sus próximas sesiones que se iniciarán en Santafé a partir del primer día de 1823; pero su curul fue impugnada por un par de políticos por considerarlo indigno de ella. El congreso de Cúcuta acordó mantener la elección, pendiente de la defensa que tendría que hacer el impugnado al iniciar las sesiones en la capital.
Apenas el 8 de abril de 1823 se instaló finalmente el congreso. Nariño optó por abstenerse de concurrir a sesiones hasta poder iniciar su defensa, lo que ocurrió en mayo 14 cuando compareció ante el pleno del congreso para defenderse públicamente de las acusaciones de que había sido objeto.​ Mediante una documentada exposición de argumentos contestó las tres acusaciones en su contra, las cuales fueron:
  1. Haber quedado deudor fallido de las sumas que resultaron a su cargo en 1794 mientras se desempeñaba como tesorero de diezmos del arzobispado en Santafé
  2. Haberse entregado voluntaria y cobardemente al enemigo a las puertas de Pasto en inexplicable corolario de la exitosa campaña militar que había conducido desde Santafé
  3. Haber permanecido por su gusto ausente del país hasta pocos meses antes de su elección como senador en Cúcuta.
El día 20 del mismo mes Nariño resultó absuelto.​ Desde ese día asistió a las sesiones del congreso hasta que solicitó licencia para trasladarse a un mejor clima tras la clausura de las sesiones ordinarias en 06 de agosto.
De allí en adelante, la publicación de impresos se suspendió por varios años en Santafé, hasta que a fines de 1790 se produce la llegada del periodista cubano Manuel del Socorro Rodríguez traído por el Virrey José de Ezpeleta para dirigir la Real Biblioteca instituida desde 1777. Editado por ese mismo funcionario, el miércoles 9 de febrero de 1791 empieza a circular el semanario «Papel periódico de Santa Fe», impreso con licencia del superior gobierno en la Imprenta Real. A partir del segundo número aparece los viernes y para su número cuatro ya contaba con una lista de 150 suscriptores encabezados por el virrey y la virreina. 

Desde un principio Nariño se convirtió en colaborador asiduo del nuevo periódico, y el mismo biógrafo recién citado lo supone promotor y principal aportante para la subvención de los costos de impresión no cubiertos por las suscripciones basado en la circunstancia de que cuando la vieja imprenta de los jesuitas, se dañó irreparablemente fue Nariño quien importó desde España, en 1792, los nuevos equipos y elementos requeridos para que el periódico pudiera seguir apareciendo. En cualquier caso, el primer artículo identificable como de Nariño que allí aparece publicado es el breve ensayo «Los frutos del árbol noble» inserto en el tercer número del periódico, correspondiente a 25 de febrero de 1791. Frecuentes colaboradores del mismo periódico fueron Pedro Fermín de Vargas y Francisco Antonio Zea. 

A comienzos de 1794, Nariño al fin pudo hacer realidad una idea que rondaba su mente de tiempo atrás pero cuya puesta en ejecución había tenido que diferir a causa de sus múltiples ocupaciones y responsabilidades. En un salón de su casa en la plazuela de San Francisco, especialmente acondicionado y decorado para el efecto, estableció sede para las tertulias habituales de un grupo de intelectuales y personalidades de la sociedad santafereña que se congregaron allí ostensiblemente con el propósito de ilustrarse mutuamente con el producto de sus lecturas y el recuento de diversas experiencias y viajes a ultramar. A usanza de una época en que se carecía de medios de comunicación social, estas reuniones constituían lo que por entonces se conocía como un casino literario al que el propio Nariño asignó el apelativo de «Arcano de la Filantropía» y cuya plana de fundadores incluía, además del anfitrión, a sus amigos José María Lozano, heredero del marqués de San Jorge y hermano mayor de Jorge Tadeo, José Antonio y Juan Esteban Ricaurte, Luis y José Luis de Azuola, Francisco Antonio Zea, Joaquín Camacho, Francisco Tovar y el doctor Iriarte.
Por los mismos días de fines de 1793 o principios de 1794 Nariño procedió a imprimir su propia versión al castellano del texto francés relativo a los derechos humanos, al que se hizo alusión arriba, en temeraria o imprudente acción que habría de ser causa de interminables problemas.
Las ocurrencias y vicisitudes de los años siguientes silenciaron a Nariño. En abril de 1820, recién salido de su última prisión (Cádiz, 1816-1820) y desde un pasajero refugio en la inmediata Isla de León, denunció los excesos de Pablo Morillo en el proceso de pacificación de Costa Firme y Nueva Granada entre 1815 y 1820. Bajo el seudónimo de Enrique Somoyar, Nariño escribió sus célebres cartas «Cartas de un americano a un amigo suyo», presuntamente suscritas por su antiguo benefactor en Cartagena (para entonces difunto). 

Por los mismos días, Nariño redactó una «Representación al rey de varios individuos americanos de Costa Firme y Suramérica residentes en Cádiz» suscrita por Juan Miguel de Quiroga con otros veintiocho patriotas, comunicación seguida por otra originada en la Sociedad Patriótica de Isla de León que presidía el mismo Nariño.
Algunos años después, de regreso en Santa Fe, y cuando ya se acercaba al final de su vida, en respuesta a múltiples y reiterados ataques de que venía siendo objeto, agudizados tras la aparición del periódico gobiernista «El Patriota» el 26 de enero de 1823, Nariño publicó, el 05 de marzo, la primera entrega de un periódico llamado «Toros de Fucha» mediante el cual criticaba el gobierno centralista del Vicepresidente Santander, en oposición a su otra lucha de 1812 en favor de esta forma de gobierno.​ Esta publicación causó estragos a la imagen del gobierno del vicepresidente Francisco de Paula Santander. Una aparente queja allí contenida sobre mordazas a la libre expresión llevó al Santander a pedirle explicaciones, de manera más bien conminatoria, según lo narró la segunda entrega del papel, el 7 de abril.
En agosto de 1823 Nariño cayó enfermo y se vio en la necesidad de solicitar una licencia para trasladarse a un mejor clima tras la clausura de las sesiones ordinarias del congreso el 6 de agosto. Eligió la población de Villa de Leyva donde mejoró su salud durante algunos meses, sin embargo a principios de diciembre, la tuberculosis y la bronconeumonía lo llevaron a la muerte el 13 de diciembre de 1823 a la de edad de 58 años.​Sus restos se encuentran en la Catedral primada de Bogotá.www.wikipedia.org

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