DON PEDRO SOTILLO

                                                                          DON PEDRO SOTILLO

Jamás se olvidará el donaire de su alma

 y el ejemplo de sus ejecutorias.



   Nace en San José de Unare, estado Guárico, Estados Unidos de  Venezuela, el 24 de enero de 1902. Su ascendencia se remonta a los caudillos orientales que lucharon en las filas federales durante las cruentas vicisitudes de la Guerra de los cinco años. Aunque heredero de la estampa procera de sus abuelos, fue hombre de paz, de espíritu cordial y de buen humor.

  Del ambiente hogareño, iluminado por la figura del padre Don José Antonio Sotillo, maestro y filósofo amable según el hijo, proviene el profundo amor de Pedro Sotillo por la historia y por las cosas de Venezuela.

  Tan integral venezolano, desde luego que ha cantado a sus llanos, pero también, de manera reiterada,motivos de Lara y Zulia. Sus Unareñas condensan el mejor legado de emociones vernáculas. Incorporado al empuje vanguardista de Válvula, el poeta dirigió y compartió allí batallas de es momento, del cual le quedan cabos en la empresa de palabras y campanadas. Si vio y oyó la carcajada con que cruzó el ventarrón al pueblo, si suprimió rimas y desajustó viejos ritmos, fue para hacerles bien pronto, bajo el dictado de más íntimas resonancias. 

   También estuvo en Viernes, como en cuantas aventuras literarias nacieron y fructificaron a su vera, pero el surrealismo no le dejó huella apreciable, poeta extrovertido de claras y seguras metáforas, sin pizco de oscuras somnolencias oníricas.

   De todas sus fases poéticas, en las que exhibe excelencias: las primeras la del poeta municipal. Aquél que iba, con su pipa, su capa española y su chambergo alón en andanza por barrios y plazas citadinos, y luego se echó por todas las veredas patrias, de la ciudad y el campo.
   Los caminos urbanos o campesinos, han sido en la tierra venezolana, el impulso para la acción poética de Sotillo, así como, sobre la tierra, la Luna, no la romántica, ni la modernista, ni la tatuada por los cohetes interplanetarios, sin el astro sin filiación literaria ni mancilla, que con su onda magnética ha cubierto lo mejor de su verso y de su ficción.

 Maestro del periodismo. Pedro Sotillo escribió, artículos, crónicas y editoriales innumerables, con prosa rica estirpe que ni siquiera estropearon los afanes de las diarias galeras, pues siempre asoma la nobleza del decir...Fue el primero en reconocer la singular maestría poética de José Antonio Ramos Sucre, el primero en  tributar el justo elogio a la áspera originalidad de Antonio Arráiz, tributario del Sol, no de la Luna, o poner de relieve a Julio Garmendia, el sutil inventor de realidades increíbles.

  Académico de la Lengua y Secretario por varios períodos, Sotillo ocupó el sillón Letra T, por primera vez, pues dicho sillón fue creado en 1952. Excelente poeta, crítico estupendo, periodista excepcional, prominente hombre público. Continúa vivo en el recuerdo de sus compatriotas, tanto por aquellas cualidades como por su condición de gran amigo, exponente cabal de la tierra venezolana. fuentes: Gente de Venezuela por Jorge Maldonado Parilli, tomo 1. José Rafael García García.

 Quien lo trató, jamás olvidará el donaire de su alma y el ejemplo de sus ejecutorias, dignas siempre...


            !HONOR, A QUIEN HONOR MERECE!

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