JAMES AUGUSTINE JOYCE °

                                                                JAMES A JOYCE

James Augustine Aloysius Joyce nació el 02 de febrero de 1882, en Dublín, capital de la República de Irlanda y ciudad más poblada de la isla. 

Está ubicada cerca del centro de la costa este de la isla, en la desembocadura del río Liffey y en el centro del condado de Dublín. –y murió en Zúrich, el 13 de enero de 1941.

Fue un escritor reconocido mundialmente como uno de los más importantes e influyentes del país, Joyce es aclamado por su obra maestra Ulises (1922), y por su controvertida novela posterior, Wake (1939). Igualmente ha sido muy valorada la serie de historias breves titulada Dublineses (1914), así como su novela semi autobiográfica Retrato del artista adolescente (1916). 

Joyce es representante destacado de la corriente literaria de vanguardia denominada modernismo anglosajón, junto a autores como T. S. Eliot Virginia Woolf, Ezra Pound o Wallace Stevens.

Aunque pasó la mayor parte de su vida adulta fuera de Irlanda, el universo literario de este autor se encuentra fuertemente enraizado en su nativa Dublín, la ciudad que provee a sus obras de los escenarios, ambientes, personajes y demás materia narrativa. Más en particular, su problemática relación primera con la iglesia católica de Irlanda se refleja muy bien a través de los conflictos interiores que atormentan a su álter ego en la ficción, representado por el personaje de Stephen Dedalus. Así, Joyce es conocido por su atención minuciosa a un escenario muy delimitado y por su prolongado y autoimpuesto exilio, pero también por su enorme influencia en todo el mundo. Por ello, pese a su regionalismo, paradójicamente llegó a ser uno de los escritores más cosmopolitas de su tiempo.
La Encyclopædia Britannica destaca en el autor el sutil y veraz retrato de la naturaleza humana que logra imprimir en sus obras, junto con la maestría en el uso del lenguaje y el brillante desarrollo de nuevas formas literarias, motivo por el cual su figura ejerció una influencia decisiva en toda la novelística del siglo XX. Los personajes de Leopold Bloom y Molly Bloom, en particular, ostentan una riqueza y calidez humanas incomparables.
El editor de la antología The Cambridge Companion to James Joyce [Guía de Cambridge para James Joyce] escribe en su introducción: «A Joyce lo leen muchas más personas de las que son conscientes de ello. El impacto de la revolución literaria que emprendió fue tal que pocos novelistas posteriores de importancia, en cualquiera de las lenguas del mundo, han escapado a su influjo, incluso aunque tratasen de evitar los paradigmas y procedimientos joyceanos. Topamos indirectamente con Joyce, por lo tanto, en muchas de nuestras lecturas de ficción seria de la última mitad de siglo, y lo mismo puede decirse de la ficción no tan seria».
Anthony Burgess, al final de su largo ensayo Re Joyce (1965), reconoció:
"...Junto con Shakespeare, Milton, Pope y Hopkins, Joyce sigue siendo el modelo más elevado en que ha de fijarse todo aquel que aspire a escribir con propiedad. [...] Pero, una vez leído y absorbido un solo ápice de la esencia de este autor, ni la literatura ni la vida vuelven a ser las mismas de nuevo...
En un texto de 1939, Jorge Luis Borges afirmó sobre el autor:
"Es indiscutible que Joyce es uno de los primeros escritores de nuestro tiempo. Verbalmente, es quizá el primero. En el Ulises hay sentencias, hay párrafos, que no son inferiores a los más ilustres de Shakespeare o de Sir Thomas Browne...
T.S. Eliot, en su ensayo "Ulysses, Order and Myth" ["Ulises, orden y mito"] (1923), declaró sobre esta misma obra:
"Considero que este libro es la expresión más importante que ha encontrado nuestra época; es un libro con el que todos estamos en deuda, y del que ninguno de nosotros puede escapar."

Dublín (1882–1904)

Primeros años

En 1882, James Joyce nace en Brighton Square, en Rathgar, un barrio de clase media de Dublín, en el seno de una familia católica; sus padres se llamaban John y May. James fue el mayor de los diez hermanos supervivientes, seis mujeres y cuatro varones. Uno de los hermanos fallecidos habría sido mayor que él, puesto que nació y murió en 1881. La madre quedó encinta en total quince veces, las mismas que la señora Dedalus, en Ulises.
La familia de su padre, originaria de Fermoy, fue concesionaria de una explotación de sal y piedra caliza en Carrigeeny, cerca de Cork. Vendieron la explotación por quinientas libras, en 1842, aunque siguieron manteniendo una empresa como «fabricantes y vendedores de sal y caliza». Esta empresa quebró en 1852.
Joyce, como su padre, sostenía que su ascendencia familiar provenía del antiguo clan irlandés de los Galway. Para la crítica Francesca Romana Paci, el escritor rebelde e inconformista valoraba sin embargo «la respetabilidad basada en la tradición de una antigua casa»; sentía «apego por una cierta forma de aristocracia». Los Joyce presumían de ser descendientes del libertador irlandés Daniel O'Connell.
Tanto su padre como su abuelo contrajeron matrimonio con mujeres de familias adineradas. En 1887 el padre de James, John Stanislaus Joyce, fue nombrado recaudador de impuestos de varios distritos por la Oficina de Recaudación del Ayuntamiento de Dublín. Esto permitió a la familia trasladarse a Bray, un pequeño pueblo de cierta categoría residencial, a diecinueve kilómetros de Dublín. En Bray vivían junto a una familia protestante, los Vance. Una hija de éstos, Eileen, fue el primer amor de James. El escritor la evocó en el Retrato del artista adolescente, citándola por su propio nombre. Este personaje resurgirá en varias otras obras, incluso en Finnegans Wake.


Entre febrero y marzo de 1889, el Libro de Castigos del colegio de Conglowes recoge que el futuro escritor, contando siete años, recibió dos palmetazos por no llevar a clase cierto libro, seis más por tener las botas sucias y cuatro por proferir «palabras indecentes», algo a lo que Joyce fue siempre muy aficionado. Un día, cuando jugaba con su hermano Stanislaus junto a un río, James fue atacado por un perro, lo que le acarrearía una fobia de por vida hacia estos animales; también le causaban pavor las tormentas, debido a su profunda fe religiosa, que hacía que las considerase como un signo de la ira de Dios. Un amigo le preguntó en cierta ocasión por qué estaba asustado, y James replicó: «A ti no te criaron en la Irlanda católica». De estas pertinaces fobias quedaron cumplidas muestras en obras como Retrato del artista adolescenteUlises y Finnegans Wake.
En 1891, con nueve años, James escribe el poema titulado "Et tu, Healy", que trata de la muerte del político irlandés Charles Stewart Parnell. El padre quedó tan encantado que hizo imprimirlo, e incluso envió una copia a la Biblioteca Vaticana. En noviembre de ese mismo año, John Joyce ve su nombre registrado en la Stubbs Gazette, un boletín de impagos y quiebras, y es apartado de su trabajo. Dos años más tarde es despedido, coincidiendo con una severa reorganización de la Oficina de Recaudación, que comprendía una importante reducción de personal. 

John Joyce, con antecedentes por gestión poco cuidadosa, sufrió especialmente la crisis, e incluso estuvo a punto de ser despedido sin una indemnización, algo que consiguió evitar su esposa. Este fue el inicio de la crisis económica de la familia, debida a la incapacidad del padre para gestionar sus finanzas, y también a su alcoholismo. Esta tendencia, muy común en su familia, sería heredada por su hijo mayor, bastante manirroto, en general sólo en sus últimos años, adquirió James el hábito del ahorro, especialmente debido a la grave enfermedad mental que aquejó a su hija Lucia, circunstancia que le acarreó grandes gastos. En una ocasión, su hermano Stanislaus le reprochó: «Puede que haya personas que no estén tan preocupadas por el dinero como tú». A lo que él replicó: «Oh, diantre, puede que las haya, pero me gustaría que uno de esos individuos me enseñara el truco en veinticinco lecciones».

Educación

El futuro escritor se educó en el selecto Clongowes Wood College, un internado de Jesuitas, cerca de Sallins, en County Kildare. Según su primer biógrafo, Herbert S. Gorman, al ingresar en este centro (1888), era «de constitución esbelta, muy nervioso, sensible como una niña y tenía la bendición o la maldición (esto depende del punto de vista) de un temperamento introspectivo». James, que «fue elegido para el honor de servir como monaguillo en misa», no tardó en distinguirse como alumno muy aventajado, en todo menos en matemáticas. Destacaba incluso en materia deportiva, según declararía su hermano Stanislaus, pero tuvo que abandonar la institución cuatro años más tarde debido a los problemas financieros de su padre. 

Se matriculó entonces en el colegio de la congregación de los Christian Brothers, ubicada en North Richmond Street, Dublín. Más tarde, en 1893, se le ofreció una plaza en el Belvedere College de la misma ciudad, regentado igualmente por jesuitas. La oferta se hizo, al menos en parte, con la esperanza de que el distinguido estudiante ingresara en la orden, sin embargo éste rechazó el catolicismo ya en edad temprana; según Ellmann, a los dieciséis años.
James siguió destacando en los estudios. Muy concienzudo en su preparación, obligaba a su madre a tomarle diariamente la lección después de la comida. En esta época, recibió distintos premios escolares. No sabiendo qué hacer con tanto dinero (la dotación a veces alcanzaba las veinte libras de la época), lo destinaba a la compra de regalos para sus hermanos; cosas prácticas, como zapatos y vestidos, aunque también los invitaba al teatro, en las localidades más baratas.
Sus lecturas en la época del Belvedere son abundantes y profundas, en inglés y francés: Dickens, Walter Scott, Jonathan Swift, Laurence Sterne, Oliver Goldsmith; también le impresionó vivamente el estilo del clérigo John Henry Newman. Entre los poetas, leía con fruición a Byron, Rimbaud y Yeats. Y dedicó asimismo mucha atención a George Meredith, William Blake y Thomas Hardy.

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En 1898, se matriculó en el recientemente inaugurado University College de Dublín para estudiar lenguas: inglés, francés e italiano. Joyce era recordado por ser buen estudiante, aunque de trato difícil. Seguía aplicándose con ahínco a la lectura. Según uno de sus más importantes glosadores, Harry Levin, en general dedicaba sus esfuerzos a los idiomas, la filosofía, la estética y la literatura contemporánea europea.Algunos de sus biógrafos han destacado como su interés principal la gramática comparada.
También se sabe que tomaba parte activa en las actividades literarias y teatrales de la universidad. En 1900, como colaborador de la revista The Fortnightly Review, publica su primer ensayo, con el título de "New Drama", sobre la obra del noruego Henrik Ibsen, uno de sus escritores predilectos. El joven crítico recibió una carta de agradecimiento de parte del propio Ibsen. En este periodo, escribió algunos artículos más, además de dos obras teatrales, hoy perdidas. Muchas de las amistades que hizo en la universidad aparecerían retratadas posteriormente en sus obras. Según Harry Levin, el escritor «no olvidaba ni perdonaba nada. Cualquier parecido con personas y situaciones reales, vivas o muertas, era cuidadosamente cultivado».
Joyce fue miembro de la Literary and Historical Society, de Dublín. Presentó su trabajo titulado "Drama and Life" a dicha sociedad en 1900. Con ocasión de la lectura pública de este ensayo, se le exigió que suprimiera varios pasajes. Joyce amenazó al presidente de la sociedad con no leerlo, y al final consiguió hacerlo sin una sola omisión. Sus palabras fueron duramente criticadas por algunos asistentes, y Joyce les replicó pacientemente durante más de cuarenta minutos, por turno, sin consultar una nota, lo que consiguió suscitar grandes aplausos entre el público. En esa época conoció a Lady Gregory, y en octubre de 1902, a W. B. Yeats, encuentro que sería trascendental para Joyce. Este poeta le escribió una carta en el mes de diciembre elogiando su poesía y aconsejándole que cambiase de aires. Donde el joven escritor debía estar era en Oxford.
En 1903, tras su graduación, se instaló en París con el propósito de estudiar Medicina, pero la ruina de su familia (que se vio obligada a vender todos sus enseres e instalarse en una pensión) le hizo desistir de sus propósitos y buscar trabajo como periodista y profesor. Su situación financiera era tan precaria entonces como la de su familia, hasta el punto de que pasó verdadera hambre, lo que hacía llorar a su madre cada vez que llegaba carta de París. James regresó a Dublín meses después para asistir a su madre, enferma terminal de cáncer. La madre de Joyce, May (Mary Jane), pasó sus últimas horas en coma, con toda la familia arrodillada y sollozando a su alrededor. Al ver que ni Stanislaus ni James estaban arrodillados, el abuelo materno los conminó a hacerlo, pero los dos rehusaron. 

Según José María Valverde, Joyce siempre se acusó de esta dureza final. La muerte de su madre lo sumió en un desasosiego que lo llevó a la búsqueda de amistades por los bajos fondos dublineses; gustaba de vagabundear con una gorra de yachtman y unos ajados zapatos de tenis. Fueron días difíciles en los que probó algún oficio y trató de subsistir en parte gracias a los préstamos de los amigos, e incluso cantando, puesto que era un consumado tenor, llegando a lograr un premio en el festival irlandés de Feis Ceoil en 1904.

Stephen el héroe

En enero de 1904, trató de publicar una obra en la que había estado trabajando, A Portrait of the Artist [Retrato del artista], una historia autobiográfica con elementos ensayísticos centrada en cuestiones de estética. Este escrito, indigno de su autor, en palabras de José María Valverde, fue rechazado por la revista de libre pensamiento Dana. Joyce entonces, con motivo de su vigésimo segundo cumpleaños, decidió revisar el trabajo y convertirlo en una novela que titularía Stephen Hero (Stephen el héroe). Esta obra, que alcanzaría las mil páginas de borrador y recoge los primeros años y los de universidad de Stephen Dedalus, fue escrita a la par que los relatos de Dublineses. El crítico W. Y. Tindall sostiene que el lector de las felicidades narrativas presentes en los cuentos se sorprenderá ante las ordinarieces de la novela, calificada por el propio Joyce de «rubbish», basura. Stephen Hero no se publicaría en vida del autor, pero fue el germen de una obra mayor como es Retrato del artista adolescente, empezada en 1907.
1904 fue el mismo año en que conoció a Nora Barnacle, una joven de Galway que trabajaba como camarera de pisos en el hotel Finn's, de Dublín. Se dice que tuvieron su primera cita el 16 de junio de 1904, y por tal motivo ésta, según sus biógrafos, fue la fecha elegida para ambientar su obra capital, Ulises.

Zúrich

En 1915, H. G. Wells se declaró profundo admirador de la obra de Joyce, que leía a partir de las entregas en The Egoist. Ese mismo año, Joyce y familia, ciudadanos británicos, hubieron de dejar el Trieste austro-húngaro por la guerra. Stanislaus, por su parte, fue encerrado en un campo de presos. Los Joyce se trasladaron a Zúrich, Suiza, país neutral, donde el escritor vivió años de gran creatividad. En esta época, su fama crecía día a día, pero sus ingresos seguían siendo exiguos; sobrevivió a base de dar clases, además de con la ayuda de Pound, Yeats, Wells y Harriet Shaw Weaver, editora de la revista The Egoist, quien se convirtió en su agente y le aportó ingresos suficientes para ir tirando en los años siguientes.
Con todo, su fama se había agigantado hasta el punto de que llegó a recibir donaciones regulares de dinero en metálico por parte de una admiradora anónima; según Ellmann, «hasta que pudiera encontrar una situación estable». También en 1917, durante un viaje de salud a Locarno, se enamoró de una médica alemana de veintiséis años, Gertrude Kaempffer, a la que hizo francas proposiciones sexuales que ella, aunque lo admiraba intelectualmente, rechazó. En Ulises, llamó Gerty (diminutivo de Gertrude) a la joven con la que Leopold Bloom se excita en el episodio Nausicaa.
De regreso en Zúrich, recibe la noticia de que un nuevo benefactor anónimo le ingresará mensualmente la cantidad de mil francos. Esto permitió al escritor dejar de dar algunas lecciones en su casa. Más tarde se enteró de que su última benefactora era la esposa de un millonario. En 1918 se inició una época buena para Joyce; fundó en Zúrich la compañía teatral "The English Players" con un actor inglés llamado Claud Sykes; representaron preferentemente dramas irlandeses. Por otra parte, menudearon las fiestas con sus amigos de Zúrich, August Suter y Frank Budgen. Su mujer, Nora, sin embargo, se manifestaba indignada por el alcoholismo de su marido y solía reprochárselo a aquéllos, porque impedían al escritor centrarse en su "libro" (el Ulises), de cuya naturaleza ella en el fondo no tenía ni idea. Según Ellmann, «Joyce se sorprendía siempre al comprobar la indiferencia, e incluso aversión, de Nora por sus libros». Joyce comentó una vez a Budgen:
En la gente que se me acerca, en la que me conoce y la que llega a tener amistad conmigo, suelo tener un tipo u otro de influencia. En cambio, la personalidad de Nora es tan especial que no logro que la mía pueda afectarla, está hecha completamente a prueba de la mía.
Los dos esposos en general se llevaban bien. Nora tendía a moderar las flaquezas de su marido, y en la educación de Lucia y Giorgio, era más severa que él, pues incluso les aplicaba el castigo físico. El escritor en cambio aseguraba que a los niños «hay que educarlos con amor, no con castigos».
Joyce demostró en varias ocasiones su neutralidad en relación con la guerra, y llegó a escribir un poema satírico ("Dooleysprudencia") contra las autoridades consulares británicas en Suiza, con las que tuvo varios encontronazos.
El drama Exiles se publicó en mayo de 1918, simultáneamente en Inglaterra y Estados Unidos. En ese tiempo Ulises estaba siendo publicado por entregas en la revista Little Review; el poeta T. S. Eliot, que las seguía puntualmente, escribió admirado, en la revista Athenaeum (1919):
La ordinariez y el egoísmo quedan justificados al ser explotados hasta alcanzar verdadera grandeza en la última obra de Mr. James Joyce.
Virginia Woolf y su marido Leonard estimaban mucho lo que iba apareciendo, pese a que su procacidad los escandalizaba. Katherine Mansfield, en casa de éstos, después de ridiculizarlo, afirmó muy seria que algunas de sus escenas pertenecían a la gran literatura. Por ese tiempo, Nora le dijo llorando a Frank Budgen: «Jim quiere que vaya con otros hombres para poder escribir al respecto». El matrimonio, sin embargo, debía bromear sobre el asunto, según se desprende de su correspondencia, en algunos casos de muy subido tono sexual, y hasta pornográfico. He aquí un pasaje ligero:
¡Me gustaría que me flagelaras, Nora, amor mío! Me encantaría haber hecho algo que te desagradara, algo insignificante incluso, tal vez una de mis costumbres bastante indecentes que te hacen reír: y después oír que me llamas a tu habitación y encontrarte sentada en un sillón con tus gruesos muslos separados y la cara roja como un tomate de ira y un bastón en la mano.
Carta, se cree, de 13/12/1909

A mediados de 1920, fue atraído a París por Ezra Pound, que lo tentó con la posibilidad de que se tradujesen al francés el Retrato y Dublineses. Joyce iba para una semana, pero al final se quedó veinte años.
1921 fue un año de intenso trabajo para rematar Ulises. Durante el mismo, mantuvo una estrecha relación con el escritor norteamericano Robert McAlmon, quien le prestó dinero y le sirvió accidentalmente de mecanógrafo para el último capítulo de Ulises: "Penélope". En ese año tuvo también mucho contacto con Valery Larbaud y con Wyndham Lewis, y conoció a Ernest Hemingway, que llegó a París recomendado por Sherwood Anderson.
Joyce tuvo su único encuentro con Marcel Proust en mayo de 1922, ya publicado Ulises. Al salir de una cena en París, a la que también estaban invitados Picasso y Stravinsky, ambos escritores tomaron el mismo taxi de regreso, junto a otras personas. Según el biógrafo de Proust, George D. Painter, se habló «de trufas y duquesas», y Joyce, que iba algo bebido, se quejaba de su vista, mientras Proust lo hacía del estómago. Alguien preguntó a Proust si conocía la obra de Joyce, y el francés aseguró no conocerla, a lo que repuso Joyce que tampoco conocía la de Proust.

Joyce quiso fumar y abrió una ventanilla del taxi, que fue cerrada de inmediato, en atención a la mala salud de Proust. El vehículo dejó a cada cual en su casa, y eso fue todo. Joyce aludió a Proust y a su obra en Finnegans Wake. Según el biógrafo de Joyce, Richard Ellmann, el episodio sucedió más o menos de esa forma; aclara que Joyce no recordaba del mismo más que las continuas negativas (noes) de una y otra parte. Joyce, en un cuaderno de notas, escribiría sobre Proust: «Proust, bodegón analítico. El lector termina la frase antes que él». El gran escritor francés murió el 18 de noviembre de 1922, y Joyce acudió al funeral.
La publicación de Ulises (Ulysses, en inglés), considerada su obra maestra, representó su consagración literaria definitiva. La obra fue publicada por la estadounidense afincada en París Sylvia Beach, propietaria de la famosa librería Shakespeare & Co. Se trata de una novela experimental, cada uno de cuyos episodios o aventuras, en palabras del propio Joyce, pretendía no sólo condicionar, sino también generar su propia técnica literaria. Junto al flujo de conciencia o monólogo interior (técnica que había usado ya en su novela anterior) se encuentran capítulos escritos al modo periodístico, teatral, de ensayo científico, etc.

Ulises es una novela llena de simbología, en la que el autor experimenta además continuamente con el lenguaje. Sus ataques a las instituciones, principalmente la Iglesia católica y el Estado, son continuos, y muchos de sus pasajes fueron juzgados intolerablemente obscenos por sus contemporáneos. Inversión irónica de la Odisea de Homero, la novela explora con meticulosidad las veinticuatro horas del 16 de junio de 1904, en la vida de tres dublineses de la clase media baja: el judío Leopold Bloom, que vaga por las calles de Dublín para evitar volver a casa, en la que sabe que su mujer, Molly (segundo personaje), le está siendo infiel; y el joven poeta,Stephen Dedalus, que presenta un perfil ya más maduro que el del protagonista de su obra anterior, Retrato del artista adolescente. ElUlises es a grandes rasgos un retrato psicológico de nuestro tiempo, y desde su publicación, numerosos críticos han tratado de rastrear en él las conexiones con la literatura inmediatamente anterior (Zola, Mallarmé), y con la clásica (Homero, Shakespeare), en un intento de interpretar sus múltiples facetas.
En años posteriores, Joyce viajó con frecuencia a Suiza para operarse los ojos y también para tratar a su hija Lucia, quien padecía una enfermedad mental, la esquizofrenia, según aparece registrado en el testamento del escritor a efectos de herencia. Lucia llegó a ser analizada en esa época por Carl Jung; éste, después de leer Ulises, pensó que el padre también sufría de esquizofrenia. Jung afirmó que ambos, padre e hija, se deslizaban al fondo de un río, sólo que él sabía bucear y ella se hundía irremediablemente.
También en 1929, conoció al tenor irlandés John Sullivan, cuya carrera apoyó durante mucho tiempo. Al año siguiente encontró en el judío Paul Léon a un excelente amigo y colaborador. En 1931, atendiendo a los ruegos de su hija y de su padre, Joyce contrajo matrimonio con su compañera de siempre, Nora Barnacle; llevaban conviviendo desde hacía casi tres décadas.
La muerte de su padre en diciembre de ese mismo año lo sumió en un estado de completo abatimiento, que el apoyo de su amigo Beckett le ayudó a sobrellevar. Escribió a Harriet Shaw Weaver: «No ha sido su muerte lo que me ha aplastado, sino la autoacusación», pues Joyce se culpaba de no haber vuelto nunca a su país a visitar a su padre. El nacimiento de su nieto Stephen, en febrero de 1932, logró reanimarlo un tanto, y le dedicó su poema "Ecce Puer", en el cual se lee: «¡Oh, padre abandonado, /perdona a tu hijo!».
En ese tiempo, siguió con interés la difusión y traducción de sus obras a otros idiomas, aunque impidió la adaptación cinematográfica de Ulises. W. B. Yeats le ofreció un puesto en la recién creada Academia de Letras Irlandesas, que él rechazo con cortesía: «[...] dado lo que mi propio caso fue, es y, probablemente, será [...] veo claramente que no tengo derecho alguno a que mi nombre conste entre los de sus miembros». Su vida social se redujo mucho en sus últimos años en París, que dedicó intensamente a la terminación de su libro, aunque, por ejemplo, conoció al arquitecto Le Corbusier, con el que congenió enseguida conversando meramente «sobre pájaros».
Finnegans Wake no alcanzaría su forma definitiva hasta 1939, año de su publicación. La obra no fue bien acogida por la crítica, aunque grandes estudiosos, de la talla de Harold Bloom, posteriormente la han defendido a capa y espada. En esta novela, la tradicional aspiración literaria al estilo propio es llevada al extremo y, con ello, casi hasta el absurdo, pues, partiendo del vanguardismo característico de Ulises, el lenguaje deriva experimentalmente, y sin ninguna restricción, desde el inglés llano hacia un idioma apenas inteligible, muchas veces sólo referente al propio texto y autor. Para su composición, Joyce amalgamó elementos de hasta sesenta lenguas diferentes, vocablos insólitos y formas sintácticas completamente nuevas. Puede dar una idea de su dificultad el hecho de que, pese a su importancia, aun hoy, la novela no se encuentra vertida en su totalidad al castellano.
La dureza de los comentarios sobre Finnegans Wake y el comienzo de la Segunda Guerra Mundial supusieron un mazazo para el escritor. Por otra parte, continuaban los problemas con la salud mental de su hija Lucia, y aun de su nuera, Helen, que ya había dado signos de desequilibrio y hubo igualmente de ser ingresada, todo lo cual había reducido a los Joyce a un estado continuo de zozobra y angustia. En París, Joyce no veía ya más que a Beckett. Finalmente, «Joyce estaba triste e intratable; bebía demasiado y no hablaba con nadie, ni con Nora». Los Joyce regresaron a Zúrich a finales de 1940, huyendo de la ocupación nazi de Francia.
Ante la guerra, el escritor demostró un desinterés, según Paci, «incomprensible»; se preocupaba más de los libros que había dejado en París que del avance de la ofensiva alemana. Si le hablaban de Hitler o Mussolini manifestaba una total indiferencia; cuando le mencionaban la persecución de los judíos, comentaba que se trataba de un prejuicio de muchos siglos y que a él personalmente aquellos le agradaban.

Joyce está enterrado en el cementerio Fluntern; desde su tumba se oyen los rugidos de los leones del zoo de Zúrich. Aunque dos altos diplomáticos irlandeses se encontraban en Suiza en ese momento, no asistieron a los funerales de Joyce; el gobierno irlandés negó a Nora posteriormente la autorización para repatriar los restos mortales del escritor. Nora le sobrevivió diez años. Se halla enterrada a su lado, al igual que su hijo Giorgio, muerto en 1976. Su biógrafo Ellmann informa de que, cuando los arreglos para el entierro de Joyce se estaban realizando, un sacerdote católico trató de convencer a Nora de celebrar una misa funeral. Siempre fiel al criterio de su esposo, ella respondió: «No podría hacerle a él tal cosa». El tenor suizo Max Meili cantó "Addio terra, addio cielo",
del Orfeo de Monteverdi, en el servicio funerario. 

El 11 de enero de 1941 se sometió a una operación de úlcera de duodeno perforada. Si bien mejoró en los primeros momentos, al día siguiente recayó y, a pesar de varias transfusiones, entró en coma. Se despertó a las dos de la madrugada del 13 de enero de 1941, y pidió a una enfermera que llamara a su esposa e hijo, antes de perder la consciencia de nuevo. Murió quince minutos más tarde, antes de que llegase su familia. En el informe de la autopsia figura como causa de la muerte la peritonitis.

El catolicismo de Joyce

Uno de los aspectos más estudiados en la vida y la obra de este autor es sin duda la relación que mantuvo con la Iglesia Católica. Existe un acuerdo casi unánime, primero, sobre su temprano rechazo de la fe, y, segundo, sobre las profundas influencias recibidas del catolicismo, siempre admitidas por él mismo, como la de la filosofía de Tomás de Aquino.
Vladimir Nabokov suscribe la afirmación de Harry Levin de que Joyce «perdió su religión, pero conservó sus categorías», lo que el primero aplica también a Stephen Dedalus: «En su época escolar estuvo sometido a la disciplina de una educación jesuítica y ahora reacciona violentamente contra ella, aunque sigue poseyendo una naturaleza esencialmente metafísica». De forma que, en este punto concreto, como la mayoría de los biógrafos de Joyce, Nabokov viene a equiparar a creador con personaje.
Según el traductor de Ulises, José María Valverde, Joyce declaró siempre deber a sus educadores jesuitas el entrenamiento en reunir un material, ordenarlo y presentarlo. Apostilla Valverde: «No sería arbitrario decir que la obra joyceana es la gran contribución —involuntaria, y aun como un tiro salido por la culata— de la Compañía de Jesús a la literatura universal». A partir de la época de Ulises, el escritor manifestará una postura fríamente neutral frente al hecho religioso, que únicamente le interesaba a efectos lingüísticos. Distinguía, eso sí, el «absurdo coherente» católico del «absurdo incoherente» protestante.
A lo largo de su vida, entre 1907 y 1939, Joyce publicó una obra corta pero intensa, debido a lo cual suele ser considerada libro a libro. Consta de una colección de cuentos:Dublineses, dos libros de poesía: Música de cámara y Poemas manzanas, una obra de teatro: Exiliados, y las tres novelas que lo hicieron célebre: Retrato del artista adolescenteUlises y Finnegans Wake. De este autor se conservan además una novela inacabada: Stephen Hero, un conjunto de ensayos, en prosa y en verso, algunos poemas sueltos y dos cuentos infantiles que dedicó a su nieto, así como abundante correspondencia. Joyce recibió importantes influencias de los siguientes autores: Homero,Dante Alighieri, Tomás de Aquino, William Shakespeare, Edouard Dujardin, Henrik Ibsen, Giordano Bruno, Giambattista Vico y John Henry Newman, entre otros.

Puente de James Joyce, en Dublín, ciudad que inspiró toda la narrativa del autor.











Jorge Luis Borges dedicó varios poemas al autor de Ulises.
Qué importa nuestra cobardía si hay en la tierra
un solo hombre valiente,
qué importa la tristeza si hubo en el tiempo
alguien que se dijo feliz,
qué importa mi perdida generación,
ese vago espejo,
si tus libros la justifican.
"Invocación a Joyce", en Elogio de la sombra (1969

Obras: cronología

  • Música de cámara (Chamber Music), 1907.
  • Dublineses (Dubliners), 1914.
  • Retrato del artista adolescente (Portrait of the Artist as a Young Man), 1916.
  • Exiliados (obra de teatro) (Exiles), 1918.
  • Ulises (Ulysses), 1922.
  • Poemas manzanas o Poemas a penique (Pomes Penyeach), 1927.
  • Collected Poems (1936, poesía)
  • Finnegans Wake, 1939.
Publicaciones póstumas
  • Stephen Hero (Stephen el héroe, escrito en 1904–06, publicado en 1944)
  • Letters of James Joyce Vol. 1 (cartas, Ed. Stuart Gilbert, 1957)
  • The Critical Writings of James Joyce (escritos críticos, Eds. Ellsworth Mason y Richard Ellman, 1959)
  • The Cat and the Devil (libro infantil, 1964)
  • Letters of James Joyce Vol. 2 (Ed. Richard Ellman, 1966)
  • Letters of James Joyce Vol. 3 (Ed. Richard Ellman, 1966)
  • Giacomo Joyce (poema escrito en 1907, publicado en 1968)
  • Selected Letters of James Joyce (Ed. Richard Ellman, 1975)
  • The Cats of Copenhagen (libro infantil, 2012)
  • Finn's Hotel (epicletos, 2013)

Adaptaciones cinematográficas]

Tanto la obra de Joyce como su propia vida, han sido objeto de diversas adaptaciones para el cine después de su muerte.
  • Finnegans Wake (de Mary Ellen Bute, 1965)
  • Ulises (de Joseph Strick, 1967)
  • Retrato del artista adolescente (de Joseph Strick, 1977)
  • James Joyce's Women (de Michael Pearce, 1985)
  • Dublineses (de John Huston, 1987)
  • Nora (de Pat Murphy, 2000)
  • Bloom (de Sean Walsh, 2003)
fuente:wwwe.wikipedia.org

                     !HONOR, A QUIEN HONOR MERECE!

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