MONSEÑOR ACACIO CHACÓN

                                                                           MONSEÑOR ACACIO CHACÓN G.


Nació en la aldea “Loma Verde” del municipio Lobatera, del Estado Táchira, Estados Unidos de Venezuela, el 08 de junio de 1884.
Se formó al lado del padre Jesús Manuel Jáuregui en el Colegio del Sagrado Corazón de Jesús de La Grita.

Revelada pronto la vocación religiosa, hizo contacto con el obispo de Mérida, Antonio Ramón Silva, quien personal mente asumió su formación. Con la dispensa canónica, recibió la ordenación a los 23 años de edad, el 1º de noviembre de 1907, de manos del propio Silva. 

Ejerció como vicario de la Iglesia Mayor de San Cristóbal, párroco en Pregonero, Rubio y La Grita. Recibe ordenación prebisteral en la catedral de Mérida, el 1ro. de noviembre de 1907. Preconizado el 10 de mayo de 1926. Obispo titular de Milevi y Arzobispo Coadjutor de Monseñor Silva por la Santidad Pío XI.

Vinculado permanentemente al Táchira, integró la Junta Central de Sanidad como suplente en febrero de 1908. Como teniente cura de la Iglesia Matriz de San Cristóbal, fue testigo de una escena dantesca al descubrir, el 12 de junio de 1910, un cajón contentivo de cadáveres de dos niños. En enero de 1915 logró la reapertura del Colegio de La Grita, y entregó los títulos de doctores en Filosofía y Letras que The American Free University de Nueva York confería a los bachilleres Ramón Vera y Gilberto Guerrero.

Bendijo el 20 de abril de 1916 la capilla del Crucificado, los frisos de la torre, los confesionarios artísticos y el trono del Santo Cristo en la Iglesia Mayor de esa ciudad. Viajó con el obispo Silva a Roma en 1916, asumiendo responsabilidades en Mérida. Fue comisionado para hacer entrega de la Diócesis de San Cristóbal al primer obispo de esta jurisdicción, Tomás Antonio Sanmiguel, el 25 de noviembre de 1923.

Nombrado vicario general del Obispado de Mérida, el Papa Pío XI lo elevó a la dignidad de arzobispo en 1926. A la muerte de Mons. Silva, asumió la mitra el 1º de agosto de 1927. En tal condición dignataria visitó San Cristóbal el 17 de agosto de 1928; y el 31 de marzo de 1932, estuvo acompañado de su secretario de Cámara, el presbítero José Humberto Quintero, quien fuera el primer Cardenal de Venezuela.

La presencia de Mons. Chacón en el Táchira refrenda su vínculo espiritual con sus orígenes. Presidió la festividad de San Sebastián en enero de 1936, y debió sufrir al conducir las exequias del obispo Sanmiguel, fallecido el 6 de julio de 1937. El 21 de septiembre de 1941, en compañía del nuevo obispo del Táchira, Mons. Rafael Arias Blanco, bendijo el Barrio Militar de la capital tachirense. Preside la celebración eucarística con motivo del cuatricentenario del Descubrimiento del Táchira, el 14 de agosto de 1947, y en diciembre de ese año encabezó la romería que trajo a San Cristóbal la imagen de la Virgen de la Consolación.

El 7 de febrero de 1950, festejó las bodas de plata del Seminario Diocesano. El tercer obispo del Táchira, Mons. Alejandro Fernández Feo, lo invitó a participar en el primer Congreso Eucarístico Diocesano de octubre de 1956. El 22 de agosto de 1965 asistió a la consagración episcopal de Mons. Rafael Angel González en Táriba.

A los 94 años de edad, en pleno ejercicio de sus facultades, falleció en Mérida el 02 de marzo de 1978. Logró en su gobierno las imponentes sedes de su catedral, el palacio arzobispal y el seminario. Renunció a la mitra en 1966. Además de su obra física desplegó una tarea fecunda en la formación de sacerdotes que inundaron los campos andinos. Fue, sin duda, el obispo constructor. Dios le permitió vivir 71 años como sacerdote y 52 como arzobispo.

Fue un gran servidor de Cristo. Un gran tachirense. Un excepcional venezolano.  Sus restos reposan en la cripta de la bella Catedral-Basílica de Mérida, recinto sagrado que el mismo levantara y que es orgullo de los merideños. por: Luis Hernández Contreras



                ¡HONOR, A QUIEN HONOR MERECE!
desplegó una tarea fecunda en la formación de sacerdotes que inundaron los campos andinos. Fue, sin duda, el obispo constructor. Dios le permitió vivir 71 años como sacerdote y 52 como arzobispo. Fue un gran servidor de Cristo. Un gran tachirense. Un excepcional venezolano.  Sus restos reposan en la cripta de la bella Catedral-Basílica de Mérida, recinto sagrado que el mismo levantara y que es orgullo de los merideños.

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