ANA BEATRIZ PÉREZ OSUNA

ANA BEATRIZ PÉREZ OSUNA



Ana Beatriz Pérez Osuna, aunque todos -con la sola excepción de su padre- la llaman Nitu. 

Es hija de José Antonio Pérez Díaz y María Cristina Pérez Osuna. Su padre es uno de los fundadores de Copei, ex presidente del Congreso Nacional y, según ella, “primo hermano del puntofijismo”. Su madre -ya fallecida- fue socióloga, criminóloga y presidenta de la Fundación Gran Mariscal de Ayacucho.

Su padrino fue Luis Herrera Campins, pero del ex -presidente prefiere no hablar. “Aunque no lo he vetado”, comenta. Esta casada -en segundas nupcias- con Wladimir Petit, hijo de Jesús Petit D’Acosta. Tiene tres hijos y es la menor de cinco hermanos. Pero ante todo es la conductora -aguerrida para algunos y letal para otros- del programa Yo prometo, espacio de entrevistas a “personalidades” de la política, transmitido por Globovisión.

Hace 20 años se estrenó en el medio televisivo como “recoge cables” en Venezolana de Televisión, mientras estudiaba el segundo año de comunicación social en la Universidad Católica Andrés Bello. La producción y redacción de guiones del VIII Festival Internacional de la Canción OTI fue su primera experiencia. “Carmen Victoria Pérez era la locutora y yo la admiraba mucho”. Miguel Bosé fue su primer entrevistado. Se trató de una aparición fugaz: ella no se había graduado y el periodista al que le correspondía realizar la entrevista se enfermó. 

Durante dos décadas ha trabajado en los principales canales nacionales de televisión, primero como redactora de noticias y luego como reportera de noticieros, además de coquetear con la radio en varias oportunidades. Desde que comenzó, y hasta ahora, ha cubierto los distintos procesos electorales del país en operativos como Decisión 83, Democracia 88, Comunidad 89 y Elecciones 95, antes de entrar en Globovisión en 1994. En el proceso electoral de 1988, cubrió la campaña electoral de Eduardo Fernández. Ya había conocido a Wladimir Petit, y como éste era el coordinador de giras del candidato verde, ella misma -ya flechada- le planteó al Tigre que quería ser su reportera y que solicitase sus servicios a Venevisión. 

En esa oportunidad le dijo: “Me encantaría hacer la campaña contigo, Eduardo, pero me gusta más tu coordinador de giras”. Poco tiempo después, en plena campaña electoral, comenzaría el romance y, más tarde, su segundo matrimonio. Estuvo un tiempo alejada de sus actividades laborales debido a un terrible incidente en el que le dispararon a su esposo, y luego, regresó a trabajar en el Banco Principal, como gerente de Comunicaciones Corporativas, hasta la crisis bancaria y la debacle financiera. 

EL  30 de enero de 1994, a las 7:00 am, cayó el banco bajo el impacto de la crisis bancaria que estremeció al país. Y a las 10:00 am del mismo día, Nitu recibió una llamada telefónica que cambió su rumbo. Julio César Camacho -periodista pionero de Globovisión- la ponía en contacto con Alberto Federico Ravell y María Fernanda Flores, directivos del incipiente canal, quienes querían hacerle una propuesta de trabajo. “No te preocupes, no estás desempleada”, le dijeron. “Aquí tienes empleo”.

Después de rematar algunos detalles con la junta interventora del banco, Nitu comenzó a trabajar en Globovisión el 15 de mayo de ese año, realizando reportajes que duraban una eternidad: eran los tiempos en que la planta no contaba con mucha producción nacional. “Eran los inicios de la televisora y yo fui la pionera”, relata. Análisis Globovisión y Visión Global fueron sus primeros programas en aquel entonces, al tiempo que se desempeñaba como gerente de relaciones comunicativas. En 1996 partió hacia Boston con su esposo y sus hijos, cuando se vislumbraba el apogeo del canal. Aprovechó la oportunidad para estudiar inglés en Cambridge y para hacerle una entrevista a Carlos Andrés Pérez y otra al fiscal general de Colombia de aquel entonces.

Un año después regresó y Alberto Ravell le pidió que trabajara en la preventa del canal. En enero de 1998, le comunicó al dueño que quería volver a la pantalla. Realizó un programa piloto con Chávez, entonces candidato presidencial, y así nació Yo prometo. El primer programa salió al aire en marzo de ese año. Quizá el haber comenzado con los candidatos de esa contienda electoral fue lo que marcó su destino. “El programa ha variado según las circunstancias, pero ha tenido un corte electoral porque, desde 1998, hemos vivido cinco procesos electorales y ahora vamos al sexto”, explica. En todo caso, fue concebido como un espacio de entrevista a los candidatos que se medirían en las elecciones del 6 de diciembre de 1998.

Desde entonces, una larga lista de políticos de la Cuarta y Quinta República han participado en el programa: personajes del gobierno y la oposición, historiadores y hasta cantautores como Facundo Cabral. “Es un programa de actualidad política, y siempre trato de que la selección de los entrevistados sea equilibrada. Nunca me han censurado, ni los dueños del canal ni el Gobierno, aunque comprendo que hay una angustia con la libertad de expresión y debemos estar muy pendientes. Va al aire como sale, para no favorecer a nadie”.

LA POLITICA Y EL OFICIO. Nitu Pérez Osuna -relata ella misma- abrió los ojos y ya estaba hablando de política. Las grandes conversaciones en su casa siempre fueron “demócratas”. “Nunca nos obligaron a votar por alguien. Se discutían las tendencias, cualesquiera que fueran”. En su hogar paterno, desde muy temprano, se les inculcó a los hijos que la política no era materia de ciegos ni corruptos. Y Nitu siempre tiene en cuenta, a la hora de entrevistar, el respeto -¿y la reverencia?- que deben brindarse a estos personajes “esclavos de sus promesas y de la opinión pública”. -Sobre el oficio de entrevistar, me parece que se teoriza mucho. No tengo una receta: soy muy intuitiva y siempre trato de conocer el lado bueno y malo de mis entrevistados.

Señala que para ejercer a cabalidad el oficio, el entrevistador debe estar consciente de que no existen preguntas indiscretas, sino poco inteligentes. “Uno debe preguntar todo lo que se le ocurra, e intuir lo que la gente quiere que pregunte”. Todos los días, en la calle, en el automercado o en la panadería, escucha las preguntas que sugiere “el soberano”, se informa con personas -amigos y contrincantes- cercanos a los entrevistados, revisa artículos periodísticos o busca declaraciones en la prensa, para estar a la altura de sus invitados. Anteriormente -dice- elaboraba mucho las preguntas: quería hacer uso de un castellano “perfecto”, tener el tiempo “exacto” del verbo, y allí perdía espontaneidad. “La televisión es un medio que no miente”, comenta. “Si no soy espontánea y digo exactamente lo que pienso, nadie me cree”.

Antes pensaba: “No voy a hacer esta pregunta porque le va a doler al entrevistado. Áh No! Con seguridad, la pregunta que estás haciendo, también hay un gentío que quiere conocer su respuesta”. Está al tanto de que no estar bien informado, es una falta de respeto, hacia el público y los entrevistados . Cuenta que le encantaría ser como Barbara Walters, la conocida entrevistadora norteamericana. “Ella ha logrado lo que hay que lograr: uno nunca sabe con quién o de qué lado está, hacia dónde está inclinando la balanza”. -¿Se sabe hacia qué lado inclina la balanza Nitu Pérez Osuna? -Lamentablemente... creo que sí. Estoy absolutamente parcializada con la democracia. Esa es mi inclinación. -¿Por ser hija de padres y tener un esposo vinculados a Copei? -Soy y seré demócratacristiana. Profesionalmente me he deslastrado: no tengo afectos políticos con nadie. Quiero beneficiar a la democracia, que continúe la libertad de expresión. Soy sectaria de la democracia y resteada, como dicen. Fuente: Todo en Domingo, El Nacional (Sin/Fecha) Obtenido de la PaginaWeb:http://www.el-nacional.com/revistas/todoendomingo/todo26/reportaje3.asp// GENTEDEVENEZUELA.


                 ¡HONOR, A QUIEN HONOR MERECE!

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