ANTONIO GUZMÁN BLANCO



      ANTONIO GUZMÁN BLANCO
       EL ILUSTRE AMERICANO

Antonio José Ramón de La Trinidad y María Guzmán Blanco nació en la ciudad de Caracas, 20 de febrero de 1829 -y.murió en la ciudad de París, Francia, 28 de julio de 1899, conocido como El Ilustre Americano.

Fue un militar, estadista, caudillo, diplomático, abogado y político venezolano, partícipe y General durante la Guerra Federal y presidente del país en tres ocasiones (1870 - 1877, 1879 - 1884, y 1886 - 1888).




Considerado como el más grande ejemplo o representación del Autócrata Ilustrado, dada su innegable capacidad para promover el progreso en su país, con una extraordinaria preparación y su amplio bagaje cultural, pero siempre con la plena intención de concentrar el poder en su persona, creando una extraordinaria hegemonía política sobre el país que se extendió durante casi dos décadas.


Perteneció a la corriente denominada «Liberalismo Amarillo», la cual el mismo desencadena y consolida a lo largo de su hegemonía y que le permitió extender sus influencias políticas hasta los últimos gobiernos pertenecientes a la misma, como lo fueron los de: Juan Pablo Rojas Paúl, Raimundo Andueza Palacio, Joaquín Crespo e Ignacio Andrade, terminando con la caída de este último en 1899, a causa de la Revolución Liberal Restauradora, que le permite a Cipriano Castro ascender al poder.


 GUZMÁN BLANCO, EL JOVEN:

Antonio Guzmán Blanco nace en el seno de una familia acomodada y con variedad de contactos políticos, hijo del cuatro veces Ministro de Interior y Justicia y Vicepresidente de Venezuela, Antonio Leocadio Guzmán, fundador del Partido Liberal y de Carlota Blanco Jerez de Aristeguieta, pariente del Libertador Simón Bolívar por parte de sus hermanas, además de miembro de la aristocracia. Sus padres eran de origen andaluz y vasco, además, ambos disponían de fortunas considerables, ella por herencia y Antonio Leocadio por su prestigiosa carrera política y periodística.



El joven Guzmán Blanco, no era muy diferente de los demás jóvenes de su época o incluso que cualquier adolescente: inquieto, risueño, audaz y espontáneo. Lastimosamente el ambiente que vivió durante su adolescencia no era favorecedor para semejante comportamiento. Si bien su familia gozaba de un alto estilo de vida, parte de la alta sociedad caraqueña, la misma aborrecía a todo aquel que portase el apellido Guzmán.

Las cuestionables acciones de su padre conocido por pasar con descaro de oposición al gobierno y viceversa, a pura conveniencia, eran motivo de un generalizado desprecio para su familia, desprecio que en toda ocasión era un atentado directo al bien consolidado orgullo del joven Antonio Guzmán Blanco, lo que trajo como consecuencia, su conversión en alguien cada vez menos risueño, espontáneo y corriente, emergió en su lugar una personalidad fría, calculadora, cautelosa, todos estos aspectos, que tomaron forma definitivamente, una vez que se hicieron presente sus ambiciones, cada vez mayores lo cual conllevó a valerse de sus habilidades e inteligencia para alcanzarlas, a la par, que se convenció de la necesidad de apartarse de la imagen de su padre, lo cual en efecto, mantuvo durante el resto de su vida, y que sería la razón principal para, en el futuro, promulgar en su reforma constitucional, el precepto de «Ningún pariente o relativo del presidente podrá a aspirar a cargo alguno, que sea de alto orden administrativo».



El joven, a pesar de su muy especial  situación, era extremadamente inteligente y talentoso. Prodigioso estratega, orador, escritor, con excelente memoria y una capacidad argumentativa impecable, todas estas habilidades de las que no dudó en disponer para favorecerse y cambiar en favor suyo el ambiente hostil que lo rodeaba. 

Inicia sus estudios en Caracas, en el Colegio Independencia de Feliciano Montenegro y Colón, donde recibe la instrucción básica y también donde comenzó a hacer alarde de su inteligencia y habilidad para los estudios, demostraba gran habilidad para el debate, las leyes y el conocimiento humanístico en líneas generales. Esta excepcional capacidad, junto con dotes diplomáticos y un proceder social educado e impecable, darían inicio al perfil básico de Guzmán Blanco, y que en el futuro sería usado con tanta y hasta más efectividad en su ascenso al poder, que las propias armas.

Revolución de marzo:


El descontento general, era elevado y para el momento tanto Conservadores como Liberales, se distanciaron de Monagas. Finalmente estalló lo inevitable, se da la Revolución de Marzo, la cual depone a Monagas del poder y lo fuerza a buscar asilo en la Legación Francesa establecida en Venezuela, para luego poder salir del país, mediante el Protocolo de Urrutia.Para el momento, Monagas había venido gobernando con el claro apoyo del Partido Liberal y había aprobado una serie de medidas de repercusiones positivas para el país, tales como la abolición de la esclavitud, el sufragio universal masculino, entre otros, pero lo cierto, era que la hegemonía de los Monagas se extendía peligrosamente, ahora con la aprobación de la Reforma Constitucional, que no sólo extendía el período presidencial de cuatro a seis años, sino que ofrecía la posibilidad de reelección inmediata al cargo, parecía claro que José Tadeo Monagas, buscaba apoderarse de la silla presidencial.


En una acción, que el mismo Antonio Guzmán Blanco siempre le criticará, su padre, Antonio Leocadio Guzmán, a quien Monagas salvó de la pena de muerte y convirtió en vicepresidente, sale a caballo por las calles de Caracas, en plena revolución, a gritar en contra de José Tadeo Monagas y clamar por su destitución y muerte. Este acto de traición, era algo insoportable para Antonio Guzmán Blanco, quien no solo se consideraba liberal, sino que ya se vislumbraba como futuro líder de este partido, por lo cual era motivo de orgullo para él, el jamás haber servido a otro gobierno.


Julián Castro en el poder


El nuevo presidente de la república y «supuesto» líder de la Revolución de Marzo, es Julián Castro, quien es respaldado por políticos de ambos partidos venezolanos, bajo la promesa de Olvido del Pasado, pero las situaciones se vislumbran tormentosas. Guzmán Blanco, vuelve a Venezuela, consciente de la oportunidad política que se le presenta, hay ahora un desastre en el país y está dispuesto a aprovechar la situación para imponer el liberalismo y él iniciar su ascenso, pero la situación se dirigía hacia otro lado.


Julián Castro, a pesar de haber beneficiado tanto a Conservadores como Liberales, comenzó a dar cada vez más impulso y ventaja a los primeros, esto debido a su falta de decisión, lo que los Conservadores aprovecharon para que tomara medidas cada vez más radicales, como lo fue: la expulsión del país de los principales líderes Liberales, entre los cuales se encuentran Juan Crisóstomo Falcón, Luis Level de Goda, Ezequiel Zamora y a el propio padre de Guzmán Blanco, Antonio Leocadio Guzmán, ello además de iniciar una serie de investigaciones sobre las finanzas y las propiedades de todos aquellos que habían formado parte del gobierno de los Monagas, pero indudablemente el golpe más radical de todos fue: el llamado de regreso a José Antonio Páez a Venezuela, restaurándole todos sus honores, ahora el principal y más poderoso de los líderes Conservadores volvía al país, en definitiva la promesa de Olvido del Pasado, se había roto, una vez más los dos bandos estaban confrontándose, Liberales en el extranjero conspirando y Conservadores en el poder, lo que sobrevenía no sería sencillo, los roces entre ambos bandos habían llegado al punto de quiebre y Guzmán Blanco estaba en medio de ello.

La Galipanada


El 17 de agosto de 1858, en medio de las hostilidades diplomáticas provocadas por el Protocolo de Urrutia, debido a la protección brindada por naciones extranjeras a José Tadeo Monagas y del ambiente de descontento general, un mal planificado y excesivamente confiado alzamiento se dio en Caracas, por el sector de Galipán en el Ávila, donde los generales Vicente Aguado y Enrique Lusón, movilizaron una serie de tropas para tomar la capital y destituir el gobierno de Julián Castro, pero este alzamiento fue fácilmente aplastado debido a su desorganización.


En definitiva, lo que afectó el destino de Guzmán Blanco, fue las acusaciones posteriores, las cuales, aún cuando los cargos fueron descartados, fueron suficientes para hacer que él abandonara el país rumbo a Curacao, además su padre Antonio Leocadio Guzmán, es expulsado del país precisamente por este motivo, debido a que él si estuvo involucrado a conciencia en este movimiento. Lo hecho, hecho está, en ese momento se unió a Juan Crisóstomo Falcón, en Curacao, donde comenzaron a planear una invasión a Venezuela con ayuda de sus aliados, se formaba la Junta Patriótica, con él como miembro, un proyecto para lanzar una guerra en contra de los Conservadores


Las confrontaciones políticas de Venezuela apenas estaban comenzando, Conservadores y Liberales estaban más distanciados que nunca y con los líderes de los últimos planificando atacar el país y los primeros consolidando su poder, no pasaría mucho para que la situación desembocara en una de las más sangrientas y dañinas guerras civiles de todas las que azotaron al país, la Guerra Federal, y de la cual Antonio Guzmán Blanco saldría más fortalecido que nadie, incluso más de lo que nadie se habría imaginado.

La Guerra Federal


La Guerra Federal, también conocida como Guerra Larga o Guerra de los Cinco Años, fue el enfrentamiento militar entre tendencias conservadoras y liberales en la Venezuela del siglo XIX. Considerado como el enfrentamiento bélico más longevo de la Historia de Venezuela.

Será durante este conflicto que Guzmán Blanco, experimente el más notorio avance en su carrera militar y política, iniciando como el principal allegado al líder liberal en cuestión, Juan Crisóstomo Falcón, desempeñándose como su mano derecha, en calidad de Secretario y Auditor General de los Ejércitos Federales. Su desempeño a nivel organizativo será notorio, pero una vez que las rivalidades entre los generales federales, especialmente la tensión existente entre Ezequiel Zamora y Juan Crisóstomo Falcón, comienzan a resquebrajar la organización, Guzmán Blanco, ahora convertido en general, toma cartas en el asunto, con la aprobación de Falcón, quien accede a nombrarlo «Comandante en Jefe de los Ejércitos Federales de la Región Central», lo cual lo convierte en el segundo general más poderoso del bando federalista, solo sobrepasado por el propio Falcón.


Igualmente, su inmensa influencia sobre Juan Crisóstomo Falcón se acrecentaba cada vez más y con la muerte de Ezequiel Zamora, el primero ve garantizado su ascenso a la presidencia con el final de la Guerra Federal, pactado por el propio Guzmán Blanco quien diseña y firma el Tratado de Coche, en representación de los federalistas, con Pedro José Rojas en representación de los centralistas. Con ello, se crea un congreso mixto, para poner orden a la nación que designa a Juan Crisóstomo Falcón como Presidente de Venezuela y se le entrega la Vicepresidencia de Venezuela a Guzmán Blanco.

Estilo de Gobierno


Su estilo de gobierno aunque en definitiva, autocrático y personalista, se caracterizó también por su increíble efectividad para promover el progreso, atribuyéndosele a su administración el haber realmente organizado al país, en más de un sentido, al tener como muestra los múltiples logros que tuvo su gobierno, influyéndose la puesta en circulación del Bolívar, la primera moneda nacional, que funcionaba a cabalidad desde el peso español en la época colonial, la urbanización de Caracas, la construcción de una vastedad de edificaciones y estructuras sin precedentes y la organización de la educación en el país, mediante el Decreto de Instrucción Pública.


Logró consolidar una paz relativa en el territorio nacional, ello con el pleno objetivo de permanecer en el poder el mayor tiempo posible. Sin embargo, quizá uno de los rasgos de su gestión más recordados y controvertidos sería su confrontación, durante el Septenio, con la Iglesia Católica, con la cual sostuvo diferencias, que lo llevaron a tomar medidas represivas contra sus representantes en Venezuela, derivando de ellas, acciones que buscaron la definitiva separación de la Iglesia y el Estado, tales como la creación del Registro Civil, la confiscación de propiedades eclesiásticas y en última instancia un intento de separar la Iglesia Venezolana del Vaticano, e instituirse independiente con él como Supremo Líder de la misma.


Fue uno de los políticos, diplomáticos y militares más poderosos de Venezuela durante el Siglo XIX, así como también el más importante caudillo surgido de la Guerra Federal. Se le reconoce por su inteligencia, sus habilidades diplomáticas, políticas, de estratega y militar. Todas estas cualidades, le permitieron alcanzar el poder y ascender rápidamente, debido a la Guerra Federal.

Pasó de ocupar altos cargos en el ejército rebelde, a detentar altos puestos en el gobierno, ocupó en dos ocasiones el Ministerio de Relaciones Exteriores y el Ministerio de Hacienda, también fue tres veces Ministro Plenipotenciario en Europa, continente de donde recibiría una extensa influencia tanto en lo político como en lo ideológico, fue Presidente Interino y del Senado, hasta finalmente alcanzar la Presidencia de Venezuela con la Revolución de Abril, la cual detentó durante 14 años oficialmente, mientras que por otros cuatro, los dos gobiernos que tomaron lugar entre sus mandatos fueron controlados por él, como Gobiernos Títeres.


Es una de las personalidades claves de la Historia de Venezuela, su acción es de las más reconocidas y recordadas, y su legado remarcable, representado en los productos de su ambicioso plan de modernización y construcciones, tales como lo son el Palacio Federal Legislativo, el Teatro Municipal de Caracas o el Panteón Nacional, entre otros, así como también a través de su proceder político, el cual dio inicio a la concepción de Venezuela como Estado Moderno.

Juan Crisóstomo Falcón


Al asumir el gobierno Juan Crisóstomo Falcón, el liberalismo en pleno triunfo, celebra el comienzo de una nueva etapa en el período republicano del país. Falcón se ha tornado en un héroe para el liberalismo, pero nada comparado con Guzmán Blanco, quien se perfila cada vez más poderoso e influyente. 

Antonio Guzmán Blanco como Ministro Plenipotenciario, de Hacienda y de Relaciones Exteriores, es quien es encargado por el gobierno venezolano para negociar un empréstito de más de 1 millón y medio de libras esterlinas, para poder reimpulsar económicamente al país. De esta operación, Guzmán Blanco cobró una «comisión millonaria» sobre la suma, declarada legal por él y reconocida como tal por el gobierno. No se sabe exactamente cuanto dinero constituyó esa «comisión», pero si se toma en cuenta que de la suma solicitada y obtenida, Venezuela sólo recibió dos millones de pesos, así como un compromiso de veinte millones de pesos durante los próximos 25 años, lo cual significa, que es muy probable, que Guzmán Blanco, recibiese más de la mitad de todo el préstamo.


No obstante, aún cuando Falcón no tuviese interés en gobernar al país, Guzmán Blanco sí. Por ello, durante este período se encargó de llevar a cabo una inmensa red de reformas, proyectos de toda índole, además de también fortificarse así mismo en términos militares y políticos, al destituir enemigos y establecer alianzas. Forjándose una brillante reputación política, militar, diplomática e incluso intelectual.


Debido a la gran cantidad de alzamientos que ocurrían, Falcón, resolvió nombrar a Antonio Guzmán Blanco como Jefe del Ejército Venezolano, posición que Blanco usó para despedazar de la manera más eficiente todas las revoluciones y alzamientos, así como para eliminar la mayor cantidad de caudillos y enemigos posibles.


Durante el gobierno de Falcón, Guzmán Blanco aprovechó «la ausencia constante el Jefe de Estado» para ser él quien impulsase reformas tales como la eliminación de la pena de muerte, la prisión por deudas y el decreto del voto universal para los Poderes Ejecutivo y Legislativo (todas estas reformas parte del Programa de la Federación) así como se encargó de llevar a cabo la creación de gran cantidad de obras públicas y caminos por todo el país.


Además, Guzmán Blanco pasó a aplicar en política internacional una estrategia no utilizada nunca hasta aquel momento, al ejercer el cargo de Ministro de Relaciones Exteriores y el cargo de Ministro Plenipotenciario en Europa (el cual fue creado específicamente par él), Guzmán Blanco comenzó a aplicar una práctica negociadora pero fuerte, valiéndose de ejercer sobre este ámbito una auténtica Mano de Hierro, al exigir un trato de altísima estima y respeto hacia el país, algo que no le impidió consolidar excelentes relaciones con otros países.

La Revolución Azul

Para el momento, Falcón se retira del poder y designa a Manuel Ezequiel Bruzual, sucesor interino, pero el resentimiento de diferentes sectores dispersados en el país, confluyó para dar origen a la Revolución Azul, respaldada por José Tadeo Monagas, quien en el pasado había defendido el liberalismo y se había rebelado a Páez, ocupa Caracas, mediante un reñido combate librado en junio de 1868, destituyendo al gobierno, como consecuencia de lo cual Guzmán Blanco sale del país rumbo a Curacao.

La Revolución de Abril: el ascenso definitivo


Posteriormente a la Revolución Azul, el 27 de junio de 1868, José Tadeo Monagas, en su carácter de general en jefe de los ejércitos de la revolución, dicta un decreto reorganizando la administración ejecutiva general y promulga un nuevo decreto que declaraba vigente la Constitución Federal de 1864. Finalmente, se convocaron a elecciones para designar al nuevo presidente de la República, pero el viejo caudillo Monagas, cuya candidatura era la más fuerte, no logró ver culminar el proceso eleccionario y murió a los pocos meses de pulmonía.

Sólo dos años más tarde Guzmán Blanco volvía a Venezuela, esta vez armado con un vasto ejército. Comandó la llamada Revolución Liberal o Revolución de Abril, con la cual depone a Guillermo Tell Villegas, para tomar el gobierno y es reconocido automáticamente como supremo líder, el liberalismo había vuelto y ahora Blanco era el nuevo presidente del país, toda una nueva etapa estaba por dar comienzo, la hegemonía de Antonio Guzmán Blanco había comenzado.

La Autocracia Guzmancista

El Guzmanato, como es conocido por los historiadores, fue el período de la historia de Venezuela, que se extiende por casi veinte años, durante el cual, prevaleció la portentosa hegemonía de Antonio Guzmán Blanco.


Este período tiene por principales características, un evidente estilo de gobierno autocrático, represivo para con sus adversarios y la oposición, una adulación y alabanza excesiva hacia la figura de Guzmán Blanco, materializada a través de eventos, celebraciones, manifestaciones públicas de reconocimiento y adoración para con el Ilustre Americano, la creación de instituciones con su nombre en ellas y que creaban premios sólo para otorgárselos e incluso llegaban de otorgarle cargos y títulos honorarios. También fueron notorios los cambios de nombres que sufrieron estados, parques y demás lugares, rebautizándolos en su honor y la desmedida construcción de monumentos, estatuas y demás proyectos de infraestructura, todos ellos dirigidos hacia su persona.


No obstante, a pesar de todos los rasgos negativos presentes, es justo afirmar que el gobierno de Antonio Guzmán Blanco, fue el primer gobierno que trajo a Venezuela, el ideal del Estado Moderno, con todo lo que implica. Bajo la férula de Guzmán Blanco disminuyó notablemente la fragmentación política, se forjó un nuevo marco institucional y un flamante aparataje cívico, se comenzó a organizar la burocracia y determinarse las instancias del régimen civil, en un ensayo que busca asemejar a Venezuela, para con el modelo de los Estados europeos de la época.


Esta autocracia se divide en tres períodos de mandato personal, El Septenio (1870-1877), El Quinquenio (1879-1884) y el Bienio o Aclamación Nacional (1886-1888). Además, entre los tres mandatos, se hayan gestiones liberales por el mismo Guzmán Blanco inspiradas, cuyo objetivo original es la de cuidar el país y la silla presidencial mientras el dictador se haya ausente en el país, es decir, por definición y concepción, son gobiernos títeres, en los cuales, Guzmán Blanco siguió como la figura política predominante en él país. Son estos los gobiernos de Francisco Linares Alcántara y Joaquín Crespo, característicamente opuestos, dándose en el primero la primera reacción antiguzmancista, mientras que en el segundo el país se mantuvo fiel en líneas generales.


De esta manera, el proyecto político que se pone en marcha, se traduce en un intento de denominación, que signa la vida del país durante dos décadas, tiempo en el cual, comienza el amansamiento de una sociedad acostumbrada a la inestabilidad institucional, económica y política.

Primer Gobierno o Septenio (1870-1877)


Comprendido por 7 años, desde el 27 de abril de 1870, cuando derroca el gobierno provisional de Guillermo Tell Villegas, hasta el 27 de febrero de 1877, cuando se realizan elecciones presidenciales y resulta electo su mano derecha Francisco Linares Alcántara, como parte de una estrategia para perpetuarse en el poder de forma indirecta, el Septenio, corresponde al período más longevo de los tres gobiernos que el «Gran Autócrata Civilizador» tuvo.


Tras la Revolución de Abril, con el apoyo del pueblo, las alianzas con la burguesía comercial y los caudillos, le permitieron a Guzmán Blanco, disponer de una situación óptima para materializar su visión de Venezuela. Proclamado por el Congreso como El Ilustre Americano, su posición y heroicidad, fueron elevados al mismo nivel que el «Libertador» Simón Bolívar y es colmado de honores y reconocimientos, el gran general asume la presidencia, primero provisionalmente y luego de acuerdo a la «Constitución de 1862» o la «Constitución Federal», para ejercerla por un período de cuatro años, es así como Guzmán Blanco comienza a gobernar.


Pacificación Nacional

El Ilustre Americano, tenía una visión clara respecto a lo que quería, sus años en el extranjero, particularmente en Francia, donde había experimentado de primera mano la eficiencia y el progreso traído por Napoleón III, a dicho país, lo convencieron de que Venezuela necesitaba un autócrata, un líder fuerte, eficiente y poderoso, un «César» al cual seguir, y ese líder en cuestión, no era otro que él.


Decidido a permanecer el mayor tiempo posible en el poder, además de poseer el firme propósito de gobernar a plenitud, durante los tres primeros años, Guzmán Blanco se dedicó a pacificar todo el país, suprimió sublevaciones y alzamientos a lo largo del territorio nacional, labor ardua, para la cual designa a sus más fieles aliados como los Presidentes de los Estados y Comandantes de Armas de los mismos, aquellos caudillos que no son destruidos, son atraídos a su lado, ofreciéndoseles riquezas, cargos y prestigio, a cambio de su completa lealtad y de traspasar sus armas y ejércitos a Guzmán Blanco, aun así y a pesar de su éxito en su proyecto de pacificación, el propio Guzmán Blanco reconoció que dicho objetivo no era sencillo de alcanzar, con su bien conocida afirmación:

«Venezuela es como un cuero seco, si lo pisas por un lado se levanta por el otro»


A pesar de todas las dificultades, el Ilustre Americano consiguió la tan anhelada pacificación y fue capaz de gobernar y estar en campaña militar, simultáneamente, al mantenerse en constante comunicación con sus ministros en la capital, los cuales debían rendirle cuentas semanalmente a través de sus cartas y cumplían la voluntad del gran líder. Por este medio fue que muchos proyectos del Septenio se pusieron en marcha, tales como el inicio de decenas de construcciones, como la primera etapa del Palacio Federal Legislativo, el Teatro Municipal de Caracas, la realización del Primer Censo Nacional, la creación de la Dirección Nacional de Estadística, la fundación de la Compañía de Crédito de Caracas (de la cual él mismo era el accionista mayoritario) y la promulgación del Decreto de Instrucción Pública y Obligatoria, que fue en esencia su primera acción al asumir la presidencia y con el cual reorganizó todo el sistema educativo nacional.


En 1873, resulta reelecto presidente, era esta fecha el final de un gobierno de cuatro años a partir de 1869, cuando resultó electo José Tadeo Monagas. Antes de culminar «El Septenio» Guzmán Blanco reforma la constitución nacional cambiando el período presidencial de cuatro años a dos años sin posibilidad de reelección inmediata.

Conflictos Internacionales


Desde el inicio, en el ámbito internacional, Guzmán Blanco fue en extremo osado e irreverente, al iniciar toda una nueva visión acerca de como debían manejarse las relaciones internacionales. En vez de rogar, se demandaría, en lugar de aliarse con otros países para tener relevancia, se buscó impulsar a Venezuela como un país de peso dentro del marco internacional, demandando el mayor de los respetos al exigir un trato igualitario ante toda nación. Firme en este propósito no dudó en confrontar a Inglaterra, España, Holanda y a Estados Unidos, llegó a cerrar embajadas, consulados y establecimientos diplomáticos de estos países y fortificó su posición como exportador de materia agraria.


Igualmente, consciente de que muchos de sus enemigos escapaban a las Antillas y a las islas de Aruba, Curazao y Bonaire a conspirar en su contra, a pesar de ser estas colonias holandesas, no vaciló en exigir a dicho país que los expulsase, algo que le traería un extraordinaria red de problemas con el mismo, al llegar a una situación tan crítica, que estuvo al borde de declararle la guerra a Holanda. Fue esto lo único que evitó semejante desenlace, el que finalmente Holanda cediera.


La mayoría de los países del mundo, se vieron severamente impresionados por semejante actitud, entre ellos, uno al que muchos problemas le trajo semejante enfoque, Inglaterra con quien Guzmán Blanco se enfrentó a causa de la usurpación de la Guayana Esequiba y de Trinidad y Tobago, convirtiéndose en uno de los presidentes que más ha presionado por su devolución.

Conflicto con la Iglesia

Tras los sucesos ocurridos en la Revolución de Abril y la toma del poder por parte de Antonio Guzmán Blanco, el país y sus instituciones se arrodillan, literalmente ante él, excepto la Iglesia Católica, la más poderosa de todas ellas y la cual ejercía una inmensa influencia sobre el país, desde la era colonial. El entonces Arzobispo de Caracas, Monseñor Guevara y Lira, se rehusó a realizar actos eclesiásticos en honor al mandatario, lo cual disgusta en sobremanera a Guzmán Blanco. Las fricciones entre el Arzobispo y el gobierno de Guzmán Blanco, continuaron y a ellas se sumó el Arzobispo de Mérida. Guzmán demandó al Vaticano la sustitución de Guevara y Lira, por un clérigo más dócil y obediente, pero el Vaticano se negó.


Ante esta actitud, Guzmán Blanco decidió cerrar seminarios, claustros y templos y transferir las cátedras religiosas a las Universidades Laicas. Como mecanismo de presión para doblegar la jerarquía católica a las intenciones del Estado, la despojó de su influencia y de la gran mayoría de sus bienes, pero lo único que consiguió fue la salida de Monseñor Guevara y Lira al extranjero, quien se negó a renunciar a su cargo de Arzobispo de Caracas, a pesar de estar fuera del país.


Entonces, Guzmán Blanco, estableció el Registro Civil, dejando sin efecto el registro parroquial, aún vigente en otros países para la época, el cual imponía el bautismo obligatorio en el culto católico para registrar los nacimientos y el 1 de enero de 1873 el mandatario establece el matrimonio civil. No faltó la oposición de una parte del clero, ante esta última medida, porque el matrimonio civil debía realizarse ante el Presidente del Concejo, antes del matrimonio eclesiástico. La publicación de la Ley se hizo el 8 de enero, y diez días más tarde entró en vigencia. 

El 16 de enero hicieron uso de la nueva disposición las primeras parejas conformadas por Manuel María Martínez y Carmen Paz Castillo; José Ignacio Cardozo y Carmen Núñez de Cáceres y el General Aníbal Marott y Ramona España. De esta tercera unión fueron testigos el mandatario y el General Víctor Rodríguez. El propio Presidente legalizó civilmente su matrimonio con su esposa Ana Teresa Ibarra el 14 de febrero de ese año, aunque se casó por la Iglesia Católica el 13 de junio de 1867. También Guzmán Blanco fue quien introdujo el concepto del divorcio, algo mal visto por la jerarquía eclesiástica, pues presentaba la posibilidad de disolver la unión matrimonial, considerada como sagrada por la Iglesia Católica.


A pesar, de todo este avance en contra de la jerarquía eclesiástica, esta se mantuvo firme en su oposición al gobierno de Antonio Guzmán Blanco, quien disgustado por la situación, optó por planificar la separación de la Iglesia Católica Venezolana del Estado del Vaticano y constituirla en independiente. Ante esta estrategia la Santa Sede, a fin de evitar dicha acción, destituyó a Monseñor Guevara y Lira y nombró un nuevo Arzobispo de Caracas, escogido a antojo de Guzmán Blanco.


Una vez solventada la situación, el mandatario regresó parte de las propiedades confiscadas y permitió el restablecimiento eclesiástico, además hizo construir varias edificaciones religiosas como la Basílica de Santa Teresa y la Basílica Menor Santa Capilla, pero la realidad era que más nunca la jerarquía eclesiástica volvería a tener tanta injerencia sobre el país y el estado, como en el pasado.

Reacción Antiguzmancista (1877-1879)


Presidencia de Francisco Linares Alcántara

Quien sucede a Guzmán Blanco en el poder, es su antiguo aliado, Francisco Linares Alcántara, un militar, hijo de hacendados, que luchó con él en la Guerra Federal, como su subordinado y que luego, durante el período de Falcón, demostró su lealtad en numerosas ocasiones, motivo por el cual, Guzmán, apadrina políticamente a Linares Alcántara y este resulta electo presidente. Recibió el mando de manos de Guzmán y luego este último partió a París.


Una de las primeras cosas que hace Linares Alcántara, es restaurar la libertad de prensa, lo cual dio pie a que comenzaran a surgir críticas contra la persona de Guzmán Blanco, el Autócrata omnisiente, el Divino Ausente, convirtiéndose en blanco de fuertes insultos y degradantes acusaciones. Esto le enerva la sangre al mismo Guzmán Blanco, quien era informado asiduamente por sus seguidores y aliados, consciente de todo lo que acaecía, le escribió a Linares Alcántara sobre la imperiosa necesidad de poner fin a tal pandemonio, pero este nunca le dio importancia al asunto.


No obstante, pronto se dieron acercamientos entre los opositores de Guzmán Blanco y Linares Alcántara, los cuales dieron como resultado el inicio de un intento de distanciamiento entre Alcántara y Guzmán, respaldado por los estudiantes universitarios, quienes clamaban por la desaparición del caudillo de la vida política del país, mediante asiduos escritos en la prensa y manifestaciones públicas, logrando dañar varias estatuas de Guzmán Blanco, durante las mismas.


Alcántara, buscó materializar el distanciamiento, pero no fue capaz de hacerlo, pues por más que estudiantes y grupos políticos lo respaldasen, dicho alejamiento resultaba imposible en un país donde todavía, los círculos del poder, le pertenecían a Guzmán. Los sectores burgueses, financieros y empresariales, veían con preocupación como las acciones de Alcántara perjudicaban sus interés, mientras que los militares fieles a Guzmán, entre ellos Joaquín Crespo, consideraban insultante, semejante traición al gran civilizador y muchos políticos, leales a Guzmán, se mantenían firmes ante la situación, esperando el regreso de su líder, pues era claro que Venezuela no podía permanecer en orden, sin Guzmán al frente de ella.


Todo esto ocasiona un clima de tensión constante, que permanece hasta que repentinamente, Francisco Linares Alcántara, muere en 1878, dejando la presidencia en manos de José Gregorio Valera.

Presidencia de José Gregorio Valera

La muerte de Francisco Linares Alcántara, ocasiona que muchos de los líderes antiguzmancistas, comiencen a temer, pues proyectaron, que este había sido envenenado por los seguidores de Guzmán, aunque sin fundamento alguno, pues el diagnóstico médico determinaba que la razón de su muerte había sido una afección bronquial, durante un viaje a la Guaira, que lo forzó a guardar reposo, tras lo cual fallece, al cabo de nueve días. De todas formas, la línea constitucional fue cumplida, con el ascenso del Primer Designado de la República,José Gregorio Valera, reconocido por el Congreso, en su condición de sustituto presidencial, asumió la primera magistratura esperando poder terminar el período constitucional de Alcántara y quizás, aspiraba a ser electo para uno propio.


Una vez en el cargo, Valera se centró en continuar el distanciamiento con Guzmán, al acercarse aún más a los opositores de Guzmán Blanco, para así fortificar aún más su posición, igualmente permitió que los estudiantes continuaran manifestando y oponiéndose públicamente al Divino Ausente, pero lo cierto es que no solo sería incapaz de siquiera debilitar el predominio guzmancista, sino que sería testigo del regreso de Guzmán Blanco al país.

Revolución Reivindicadora

La negativa de múltiples sectores y círculos a aceptar una Venezuela sin Guzmán, trajo como consecuencia el estallido de la Revolución Reivindicadora, la cual fue ejecutada por José Gregorio Cedeño, presidente del estado de Carabobo y fiel seguidor de Guzmán Blanco, de quien había recibido antes de partir, todos los recursos para armar un ejército y retomar el país, en caso de ser necesario y claramente el momento lo ameritaba.


Así, respaldado por los aliados, seguidores y por los círculos burgueses que querían el regreso de Guzmán Blanco, Cedeño, se enfrenta a Valera, lo derrota, entrando a Caracas el 13 de febrero de 1879, y lo fuerza a dimitir. Guzmán asume nuevamente el mando el 25 de febrero del mismo año, tras su regreso triunfal al país.



El Panteón Nacional, nacido de la remodelación y reconstrucción de la Iglesia de la Santísisma Trinidad y concebido para ser el lugar de descanso eterno de los Grandes Héroes de la Patria. El 11 de febrero de 1876 Guzmán Blanco ordena el traslado de los restos de los próceres y ciudadanos eminentes de Venezuela al Panteón Nacional, que el mismo había reacondicionado.


El 31 de julio de 1899, el presidente Ignacio Andrade emitió el decreto por el cual los restos del General Antonio Guzmán Blanco, debían ser trasladados a Caracas desde París, para que tuvieran eterno descanso en unas de las tantas obras que había sembrado en el país, pero esto no sucedió. Más tarde el General Manuel Antonio Matos, yerno de Guzmán, quiso traerlo pero fue absorbido por la Revolución Libertadora en contra de Cipriano Castro. Durante sus 27 años de mandato, Juan Vicente Gómez ignoró el asunto, al igual que Eleazar López Contreras. 

Este último, según cuenta la historia, no quiso gestionar la repatriación porque comparó el gobierno de Guzmán Blanco y el de Gómez y determinó que ambos habían sido igual de dictadores.Hasta ese entonces, los restos de varios Grandes de la Patria ya se encontraban en la antigua Iglesia de la Santísima Trinidad, tales como el Marqués del Toro, y de hecho, para la fecha en que se inauguró el Panteón Nacional propiamente, ya muchos próceres estaban reposando allí, como José Gregorio Monagas, Manuel Ezequiel Bruzual, Ezequiel Zamora, Juan Crisóstomo Falcón y Andrés Ibarra. Además decreta que todo aquel que hubiese ocupado la presidencia, tenía por ley el derecho de reposar en el Gran Mausoleo de la Patria, al momento de su muerte, pero tras la desaparición de Guzmán Blanco de la vida pública, el país cae de nuevo en el desorden y a la fecha de su muerte, el decreto, no es aplicado a él mismo. Fue enterrado en Francia.


Los presidentes Carlos Andrés Pérez, Luis Herrera Campins y Jaime Lusinchi estuvieron dispuestos a llevar a cabo la misión. Algunos aseguran que Campíns estuvo a punto de hacerlo, pero en la historia de los restos de Guzmán Blanco abundan las anécdotas. En 1981, por ejemplo, El Nacional publicó la noticia según la cual el Concejo Municipal del Distrito Federal había aprobado un decreto en el que se disponía el traslado de los restos del ex-presidente venezolano, de París a Caracas. En julio de 1985, otra noticia alarmaba a la opinión pública venezolana, al parecer los restos de Guzmán Blanco estaban a punto de ser enviados a una fosa común.


Finalmente, los restos de Guzmán Blanco regresaron a Venezuela en 1999, por las gestiones de la Cancillería venezolana, al mando del Ministro de Relaciones Exteriores José Vicente Rangel y el Embajador de Venezuela en Francia, Hiram Gaviria en concordancia con las órdenes del entonces presidente, Hugo Chávez Frías.


Sus restos arribaron el 7 de agosto de 1999 a Venezuela, procedentes de Francia, tras cumplirse 100 años de su muerte el 28 de julio. El féretro viajó en vuelo comercial desde París y llegó al Aeropuerto Internacional de Maiquetía a primera hora de la tarde, donde se le rindieron honores militares.


A continuación fue trasladado al salón Elíptico del Palacio Federal Legislativo al que acudieron los ministros de Relaciones Exteriores, José Vicente Rangel; de Defensa, Raúl Salazar; de Educación, Héctor Navarro y el Gobernador del Distrito Federal, Hernán Gruber Odremán. El Historiador Rafael Ramón Castellanos tuvo a su cargo elaborar y efectuar el discurso de orden. Los cadetes de las diferentes escuelas de formación de oficiales de las Fuerzas Armadas de Venezuela permanecieron en guardia de honor durante todo este día, mientras los restos de Antonio Guzmán Blanco se mantuvieron en capilla ardiente.


El embajador de Venezuela en Francia, Hiram Gaviria, informó vía telefónica que una vez abierta la tumba constataron que el cuerpo del Ilustre Americano se encontraba intacto y que lo más impresionante es que aún conservaba su característica barba.


La ceremonia oficial se inició con una ofrenda floral que el jefe de Estado, la cual depositó ante el sarcófago de Simón Bolívar, acompañado de los ministro de Interior, Ignacio Arcaya; ministro de Relaciones Exteriores, José Vicente Rangel; ministro de Defensa, General de División Raúl Salazar Rodríguez, ministro de Educación Héctor Navarro; el ministro de Secretaría de la Presidencia, General de División Lucas Rincón Romero y del Gobernador del Distrito Federal, Hernán Gruber Odremán.


En los actos de inhumación, el primer mandatario nacional compartió el presidium con el Presidente de la Asamblea Nacional Constituyente, Luis Miquilena; el de la Cámara de Diputados, Henrique Capriles Radonski, así como descendientes de Antonio Guzmán Blanco.


El Orador de orden fue el Doctor Federico Brito Figueroa Rector de la Universidad Experimental Rómulo Gallegos, y los restos del General Antonio Guzmán Blanco fueron inhumados a las 1:20 PM. del 8 de agosto de 1999.


              ¡HONOR, A QUIEN HONOR MERECE!

fuente:wikipedia.org








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