CONDOLEEZZA, RICE ( PARTE III)


                        CONDOLEEZZA, RICE ( PARTE III)
                                                 

Ascenso a la Secretaría de Estado tras las elecciones de 2004

Después de pasarse varios meses a la defensiva, Bush fue capaz de recuperar parte del favor popular perdido, que había sido altísimo después del 11-S, y  en  las   elecciones    del 2 de noviembre de 2004 derrotó con claridad al candidato demócrata, John Kerry.       Durante la esforzada campaña electoral, Rice se subió al proscenio, galvanizó a las huestes demócratas e hizo una defensa porfiada de la política de seguridad nacional practicada durante el primer mandato, sin concesiones a la autocrítica.     SEGÚN CRÍTICOS:  Con un tono falto de rigor y autocomplaciente propio de los políticos metidos en campaña electoral, dijo cosas como la siguiente: "Si bien Saddam Hussein no tenía nada que ver con los verdaderos ataques a América, Irak era parte de ese Oriente Próximo ponzoñoso e inestable, era parte de las circunstancias que crearon el problema del 11 de septiembre". 

Para Rice, había llegado la hora de la recompensa por todos estos años de servicios diarios y de lealtad sin límites. El 16 de noviembre Bush la nominó para la Secretaría de Estado, liberada, como todo el mundo esperaba, por un Powell cansado y amargado. Los comentaristas destacaron que con Rice al frente de la diplomacia, Bush tenía la garantía de que sus decisiones de política exterior serían ejecutadas al pie de la letra. Sin embargo, existía una división de opiniones sobre si Rice, era realmente, la persona más idónea para este puesto sensible. 

Todo el mundo le reconocía una gran inteligencia y un perfil alto, que iban a hacer de ella una secretaria de Estado fuerte y respetada por sus interlocutores. Pero los críticos de la presente Administración dudaban de su capacidad para el pragmatismo y la flexibilidad en el ejercicio de las relaciones internacionales, así como de su conocimiento del mundo árabe-musulmán y su preocupación por la cuestión palestina.


Por lo demás, la renovación de Rumsfeld en Defensa y el nombramiento de Stephen Hadley, hasta ahora el número dos de Rice, como nuevo consejero de seguridad nacional, así como la menor presencia del grupo neo-conservador, dibujaban una conjunción de enfoques en el Departamento de Estado, el Pentágono y la consejería de seguridad nacional que podía interpretarse como un triunfo de los realistas duros

De lo dicho por Rice y Bush hasta sus respectivas tomas de posesión se sacó en claro la continuidad en la s
egunda Administración de las grandes estrategias perseguidas por la primera: guerra frontal contra el terrorismo de Al Qaeda y la nebulosa islamista formada por grupos fundamentalistas fanáticos, hasta conseguir su derrota a largo plazo; presencia militar en Irak hasta que el país estuviera en condiciones de velar por su seguridad interna por sí solo; contra-proliferación de armamento de destrucción masiva, sin desestimar la coerción militar; e, intransigencia con los "bastiones de la tiranía", es decir, aquellos países (Rice citó expresamente a Irán, Corea del Norte, Cuba, Zimbabwe, Bielarús y Myanmar) que entrañaban una amenaza para la paz y violaban los Derechos Humanos.

También, se expuso la necesidad de trabajar por la reparación de las fisuras abiertas en las relaciones transatlánticas. Implícitamente, se ofrecía la reconciliación definitiva a la "vieja Europa" (por emplear aquí la controvertida expresión acuñada por el abrasivo Rumsfeld cuando la gran crispación sobre la crisis de Irak, como contraposición a una supuesta "nueva Europa" pro-estadounidense), esto es, Francia y Alemania. 

El 19  de  enero  de  2005  el  Comité  de  Relaciones  Exteriores  del  Senado  aprobó  el nombramiento de Rice por 16 votos contra dos y el 26 de enero el pleno de la Cámara alta hizo lo propio con 85 votos a favor y 13 en contra. Se trataba del menor apoyo recibido nunca por un designado para el puesto. Rice tomó posesión el mismo día 26. 

En una y otra votaciones, la antigua profesora de Stanford, equilibrando la firmeza característica en ella, con el más inusual tono conciliatorio y autocríticoexplicó a los senadores: ...que Estados Unidos tenía que "usar la diplomacia para ayudar a crear un equilibrio de poder en el mundo que favorezca la libertad", que "nuestra interacción con el resto del mundo debe ser una conversación, no un monólogo", y que iba a hacer lo posible para mejorar la relación con los europeos, "nuestros más firmes aliados". 

Sin embargo, dejó claro, que las puertas del unilateralismo militar seguían abiertas de par en par, ya que "las alianzas e instituciones multilaterales pueden multiplicar la fuerza de las naciones amantes de la libertad. Pero, a la hora de juzgar una decisión, nunca olvidaré que la auténtica medida de su valor reside en la eficacia que tengan". En cuanto a Oriente Próximo, prometió "trabajar personalmente" para resucitar el proceso de paz entre israelíes y palestinos después de la "oportunidad" abierta por la muerte de Yasser Arafat. 

De Irán, uno de los mayores quebraderos de cabeza de Estados Unidos por su programa de producción de uranio enriquecido –que Teherán insistía en vincular a usos civiles-, la flamante titular del Departamento de Estado dijo: que no estaba en el punto de mira militar "por el momento". 

Sobre Rusia, se mostró preocupada por lo que consideró el "creciente autoritarismo" del presidente Vladímir PutinBush, por su parte, resaltó en Rice su "firme creencia en el poder de la democracia para garantizar la justicia y la libertad". En la agenda de la secretaria de Estado ya figuraba una gira internacional que en la primera quincena de febrero debía llevarla a Israel, la Autoridad Palestina, Turquía y siete países de la UNIÓN EUROPEA, y a continuación un viaje a Moscú. 


                 HONOR A QUIEN HONOR MERECE
   

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