JUAN PABLO PÉREZ ALFONZO

                                              JUAN PABLO PÉREZ ALFONZO

CARACAS, VENEZUELA 13 DE DICIEMBRE DE 1903
GEORGETOWN, USA, 3 DE SEPTIEMBRE DE 1979

Abogado, político y miembro fundador de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP).

Hijo de Juan Pablo Pérez Betancourt y de Carmen Alfonzo de la Torre. Cursó sus primeros estudios en el colegio de los padres franceses de Caracas. Posteriormente, continuó estudios secundarios en el liceo San José, de Los Teques, donde obtuvo el grado de bachiller en ciencias físicas y matemáticas (1921).

En 1922, viaja a Baltimore (Estados Unidos) para estudiar medicina en la Universidad John Hopkins. Esta orientación profesional le había sido sugerida por sus profesores de secundaria.

Para mejorar sus conocimientos del idioma inglés, se inscribió en el Beddie School, cerca de Trenton (Nueva Jersey); pero tuvo que regresar a Caracas en 1923, sin haber podido iniciar estudios médicos en Estados Unidos, debido a las dificultades económicas por las cuales estaba atravesando su familia. 

Algún tiempo después, decide cursar estudios de derecho en la Universidad Central de Venezuela y por vía de práctica, obtuvo una posición de auxiliar en el bufete de Carlos Sequera, reputado entonces como uno de los mejores de Caracas.

En los sucesos estudiantiles y populares de febrero de 1928 contra el gobierno de Juan Vicente Gómez, Pérez Alfonzo, en protesta por la detención de algunos de sus compañeros universitarios, se hizo detener, junto con otros estudiantes, en el retén policial de Caracas y estuvo preso durante 15 días en el castillo Libertador de Puerto Cabello. 

Sin embargo, no se le considera vinculado a la llamada generación de 1928, por razones de su edad y porque aquélla fue su única actuación en ese movimiento. Obtuvo el título de doctor en ciencias políticas y sociales en la Universidad Central de Venezuela, en 1931, para lo cual presentó una tesis intitulada «La legítima defensa de los derechos patrimoniales». Ejerció la profesión de abogado durante varios años, especializándose en derecho civil. 

En 1936, muerto Gómez, comienza su actividad política y su vida pública, vinculándose al Movimiento de Organización Venezolana (ORVE), cuyos estatutos redactó y luego, al Partido Democrático Nacional (PDN), donde fue estrechando sus lazos de amistad con Rómulo Betancourt. El triunfo de la izquierda en las elecciones municipales celebradas en el Distrito Federal (1936) le ofrece oportunidad de asumir el cargo de síndico procurador municipal de dicha jurisdicción, en cuyo ejercicio se enfrenta con frecuencia a la Gobernación del Distrito Federal en defensa de los intereses municipales y populares. En 1939, fue elegido concejal por Caraballeda y diputado al Congreso Nacional. 

En 1941 obtuvo, por concurso, una cátedra de derecho civil en la Universidad Central de Venezuela, la cual ejerció durante varios años, contribuyendo a la renovación académica de los estudios jurídicos en su especialidad. Fue uno de los fundadores del partido Acción Democrática, en 1941. Participó como ponente por la minoría parlamentaria unificada (AD e independientes) en el debate que tuvo lugar en la Cámara de Diputados sobre el proyecto de Ley de Hidrocarburos de 1943, salvando su voto por razones jurídicas, técnicas y políticas, aunque reconociendo los aspectos positivos de ese instrumento legal. 

Fue designado vicepresidente del partido Acción Democrática en 1945. Aunque no participó en la gestación del movimiento que derrocó al gobierno constitucional del general Isaías Medina Angarita (18.10.1945), fue invitado a colaborar en el régimen que lo sustituyó y como secretario de la Junta Revolucionaria, redactó el acta constitutiva del gobierno provisorio presidido por Rómulo Betancourt. El 20 de octubre de 1945, fue nombrado ministro de Fomento del nuevo gobierno, cargo que ejerció hasta febrero de 1948, cuando asumió la Presidencia de la República Rómulo Gallegos, quien lo ratificó en esa posición ministerial. Fue el redactor de importantes decretos, reglamentos y resoluciones de índole económica y administrativa dictados por la Junta que presidía Betancourt.

En su carácter de ministro de Fomento, a cuyo despacho correspondía entonces todo lo relacionado con minas e hidrocarburos, estableció las bases de la política denominada de «No más concesiones petroleras» y fue autor principal de la reforma legal, adoptada el 12 de noviembre de 1948, mediante la cual se estableció la fórmula, conocida mundialmente como el fifty-fifty (50-50), de reparto del excedente petrolero entre el fisco nacional y las compañías concesionarias extranjeras. 

A la caída del gobierno de Rómulo Gallegos, el 24 de noviembre de 1948, fue apresado, pasó 7 meses en la cárcel de Propatria (Caracas) y fue expulsado del país. Vivió con su familia en Estados Unidos y México, hasta la caída de Marcos Pérez Jiménez en 1958. Durante su prolongado exilio, se dedicó a estudiar en profundidad el problema petrolero venezolano e internacional, publicando algunos importantes trabajos sobre esta materia en el periódico Venezuela Democrática, órgano de AD en la clandestinidad. Al asumir la Presidencia de la República, Rómulo Betancourt, en 1959, lo nombró ministro de Minas e Hidrocarburos, cargo que ejerció hasta 1963. 

Encabezó la delegación venezolana al I Congreso Petrolero Árabe celebrado en El Cairo (abril 1959) en el que se gestó la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP). Pérez Alfonzo consideraba la regulación de la producción como la mejor forma de controlar los precios de petróleo, tesis que mantuvo hasta su muerte

En ese sentido, sugirió en El Cairo la creación de un órgano de consulta de los países exportadores de petróleo, la Comisión Coordinadora para la Conservación y el Comercio de los Hidrocarburos, que fue el antecedente inmediato de la OPEP, en cuya iniciativa lo acompañó el jeque Abdullah El Tariki, para entonces ministro de Petróleo de Arabia Saudita.

En colaboración con El Tariki, Pérez Alfonzo, formuló, en mayo de 1960, las bases del «Compacto Petrolero» que luego sería la OPEP, la cual se constituyó el 14 de septiembre de ese mismo año, en Bagdad, con 5 países miembros fundadores: Arabia Saudita, Irak, Irán, Kuwait y Venezuela, cuyo conjunto aportaba el 88% de la exportación mundial de petróleo para ese año.

Por ello, Juan Pablo Pérez Alfonzo ha sido considerado como el «Padre de la OPEP». 

En el mismo año, fue creada por su iniciativa la Corporación Venezolana de Petróleo (CVP, 19.4.1960), empresa del Estado destinada, en principio, a servir como agente de un proceso de rescate progresivo de la actividad petrolera para la nación. Fue ratificada la política de «No más concesiones» y se estudiaron fórmulas alternativas para la explotación del petróleo en las áreas reservadas por la Nación, algunas de las cuales se pusieron en práctica. 

Pérez Alfonso viajó continuamente a los congresos árabes, a las reuniones de la Conferencia de la OPEP, a países consumidores y exportadores de petróleo, explicando sus ideas, aprendiendo con la experiencia de lo realizado en otras latitudes, luchando contra los intereses de las transnacionales petroleras que se sentían desplazadas de su dominio omnímodo. En 1961, publicó su primer libro, Petróleo, jugo de la tierra. A mediados de 1963, se retiró de la vida pública activa, aunque siguió hasta su muerte estudiando la materia petrolera (y energética en general) y aportando opiniones e ideas para la mejor defensa del interés nacional en ese campo fundamental.

Desarrolló, en particular, la tesis denominada «el efecto Venezuela», sobre las consecuencias negativas para el país de la exagerada abundancia de recursos fiscales y financieros originados en el petróleo y administrados ineficientemente sin que se pudiera lograr la buena «siembra de petróleo», tantas veces preconizada por dirigentes nacionales. Era partidario de una reducción sustancial de la producción de petróleo, de su conservación como materia cada vez más valiosa y de un austero y racional uso del ingreso petrolero nacional. 

Filósofo natural, asceta de vida recogida, alertaba frecuentemente al país sobre los peligros del consumismo, del crecimiento incontrolado de la población, de los proyectos «faraónicos» con endeudamiento público y de la desviación de recursos de los campos esenciales.

En 1976, de regreso de un viaje a China, quiso ensayar un modelo de comunidad rural moderna, cerca de Cumaná, como elemento de formación de una sociedad sana y sencilla, en lo cual fracasó.  Estadista y visionario, siempre actual. Murió de cáncer en Estados Unidos.

En acatamiento a su voluntad testamentaria, su cadáver fue cremado y las cenizas esparcidas en el mar. (Fuente: diccionario Histórico Biográfico de Fundación Polar) 


¡HONOR, A QUIEN HONOR MERECE!




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Discurso en la inauguración de la
II Conferencia de la OPEP

Caracas, 16 de enero de 1961
Compilación, Restauración y Digitalización
Archivo Sonoro
“José Guillermo Carrillo”
Fotografía
Nelson Naveda
Caracas. Venezuela
25 de enero de 2006


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